¿Somos en realidad una ciudad turística? Comencemos haciéndonos preguntas. Hacer preguntas fundamentales es buscar las respuestas correctas. Nuestra ciudad tiene muchos atractivos, clima, la naturaleza, algunas obras hechas por el hombre. Cada piedra impregnada por el sudor de muchos hizo maravillas para lo que hoy tenemos, algunos tristemente esclavos. Construir es difícil, destruir es fácil, y Cartagena de Indias es una marca que depende de cada uno de nosotros. Al llegar a una ciudad con cultura de servicio al turista, vemos que es de doble vía. El turista no depreda el lugar al que llega y la ciudad que pretende dar empleo formal y enseñar nuestro patrimonio debe tener personas e infraestructura adecuadas para atender al turista. De las calamidades, de la inseguridad, robo y atraco tanto físico como emocional, no pretendo hacer un inventario, ya son muchos los que han hablado de eso. Una enseñanza de un nativo en Aruba, el botón de un hotel, quien me explicó cómo ellos, sabiendo que viven del turismo, tienen sus propios sitios, barrios y lugares de esparcimientos para no “estorbar” a sus clientes con sus costumbres. Eso me llamó poderosamente la atención porque parte del turismo es conocer esa cultura. Su respuesta fue contundente: “Nuestras costumbres no dejarían descansar al huésped”. No tengo espacio para explicar sus razones de respeto hacia quien reside y de quien viene a visitar Aruba. Cartagena, en cambio, es una horda de rebuscadores turísticos que no dejan tranquilo a nadie, ni propios ni visitantes. Entiendo que la pobreza es parte del problema, pero si no solucionamos la cultura, vamos a matar la gallina de los huevos de oro y así: “ni chicha ni limoná”, como pasó en esta última temporada turística. Dios nos dio un étnico “galillo” que para el arte es espectacular, eximios cantantes, pero cuando salen como un alud a perseguir un bus turístico o un “zapatico” (taxi cartagenero), arman una gritería que, sumada a la pitadera de los carros, lastima no solo los oídos sino la siquis de las personas. Las chivas de noche y de día no dejan descansar a nadie. Y para escribir sobre las basuras y basureros satélites, necesitaríamos varias columnas y ediciones del periódico. Muchos lanzan basuras por doquier, ¿el resultado?, el hedor de la ciudad potenciado por el deficiente sistema de alcantarillado. Hay muchos temas pendientes: “Google map” no obedece a las direcciones o nomenclaturas de la ciudad. La falta de seguridad física de quien va a tomar una “lancha” al borde de una playa, no escarmientan con tantos accidentes que hemos tenido. Los turistas y los dueños de dichas embarcaciones son los responsables. En una clase virtual, al llegar al tema del turismo, me llamó la atención el capítulo ¿Cómo debe comportarse un turista? Me sorprendió saber que, en muchos lugares, el turista debe ser respetuoso con la ciudad o sitio que visita. En Cartagena, ni eso tenemos. El turista viste, habla y hace lo que ve en nosotros, o sea, hace lo que le da la gana. Noten que no toqué muchos temas del día a día, de por sí graves. Grandslam: Vamos, titanes, juntos podemos.

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Turismo

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18.01.2024

¿Somos en realidad una ciudad turística? Comencemos haciéndonos preguntas. Hacer preguntas fundamentales es buscar las respuestas correctas. Nuestra ciudad tiene muchos atractivos, clima, la naturaleza, algunas obras hechas por el hombre. Cada piedra impregnada por el sudor de muchos hizo maravillas para lo que hoy tenemos, algunos tristemente esclavos. Construir es difícil, destruir es fácil, y Cartagena de Indias es una marca que depende de cada uno de nosotros. Al llegar a una ciudad con cultura de servicio al turista, vemos que es de doble vía. El turista no depreda el lugar al que llega y la ciudad que pretende dar empleo formal y enseñar nuestro patrimonio debe tener personas e infraestructura adecuadas para atender al turista. De las calamidades, de la inseguridad, robo y........

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