“La paz es la única batalla que vale la pena librar”. Albert Camus

Algunos ciudadanos pueden no estar de acuerdo con los procesos de paz que se realizan en el país. Ellos tienen su derecho a disentir en una sociedad que se aprecia de ser democrática. Pero es poco entendible que lo hagan precisamente cuando el país tiene conocimiento de la liberación del padre del excelente futbolista Luis Díaz, quien estaba secuestrado por el ELN (no siendo lo anterior un gesto de magnanimidad o altruismo del grupo guerrillero, quien se escuda señalando que el plagio de dicho ciudadano se debió a un error).

Que Antonio García, jefe guerrillero, nos diga: “Somos una organización pobre, como la mayoría de los colombianos”, dando la orientación de que los comandos guerreristas realicen “operaciones de finanzas”, incluyendo actos delincuenciales, es una salida muy en falso. Lea: ¿Paz o ‘despelote’ total?

Lo anterior es un claro irrespeto al Derecho Internacional Humanitario, que se jactan estos dirigentes de respetar. Digámoslo claro, estos son crímenes de guerra. Las declaraciones del jefe de la guerrilla son descaradas, escatológicas y desafortunados.

Se le olvida al flamante orientador bélico que existe el artículo 22 de nuestra Constitución Política que dispone: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. Por demás, el artículo 95, numeral 6 de la carta magna señala como un deber de la persona y del ciudadano: “Propender el logro y mantenimiento de la paz”.

Con razón esta carta de derechos es reconocida como una constitución para la paz, donde nuestra Corte Constitucional, en varios de sus pronunciamientos, determina a la paz como un estado ideal, como un principio, mirado tanto desde la óptica del derecho fundamental, como desde la perspectiva de un derecho colectivo.

Nelson Mandela, que sí sabía sobre la paz (estuvo encarcelado desde 1936. Duró veintisiete años confinado, de los cuales dieciocho transcurrieron en la isla Robben, siendo obligado a realizar trabajos forzados. Luego fue presidente de Sudáfrica, en 1993 recibió el premio nobel de paz) nos recuerda: “La paz no es simplemente la ausencia de conflicto; la paz es la creación de un entorno en el que todos podemos prosperar”.

Ahora bien, sobre el punto de si el valor por la paz puede ser sometido a un escrutinio público, el gran maestro y filosofo Carlos Gaviria Díaz (QEPD), de la Universidad de Antioquia, se hacía la pregunta que titula esta columna. Además se cuestionaba: ¿Será posible que se someta a un plebiscito popular este tipo de problemas? Él expresaba que no, que “al elector se le puede preguntar si esta de acuerdo o no con que a los secuestradores se les aplique la pena de muerte y cada uno tendrá su propio criterio, pero que le pregunten al pueblo cuánto le debe de ceder la paz a la justicia, o la justicia a la paz, es un problema no solo difícil, sino que aun para los especialistas más sólidos se presenta como un problema casi insoluble”.

El profesor nos seguía dilucidando, qué, quién no está de acuerdo con el eslogan de la revolución francesa: “Quién no está de acuerdo con la libertad, con la igualdad, con la fraternidad”. Sería un irrespeto, agrega este columnista, que lo cuestionaran a uno si está o no de acuerdo sobre el valor de la paz. Lea: ¡Larga vida y acierto!

Para concluir, la delegación del gobierno debe pararse en la raya. Sus delegados tienen la obligación de amarrarse muy bien los pantalones para exigirle a la guerrilla que libere a todos los secuestrados, entre ellos, a “Fabián Camilo Arias Castilla”. Así mismo, que cese el plagio y otros actos delincuenciales como mecanismos de financiación, siendo diáfano que deben estos líderes guerrilleros dar muestras positivas de subirse en el tren de la paz, el vagón dispuesto para ello los está esperando.

Por demás, se recuerda el artículo 2 de nuestra constitución, que reza: “(...) Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”.

Benito Juárez fue presidente de México. Él se dedicó a reconstruir en su tiempo a su país y a cumplir con los mandatos de su constitución. Él acuñó esta frase que muestra una realidad que encandila: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Dicho en una forma coloquial a lo colombiano: “bueno es culantro, pero no tanto”.

QOSHE - ¿Quién no está de acuerdo con la paz? - Orlando Díaz Atehortúa
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

¿Quién no está de acuerdo con la paz?

11 0
18.11.2023

“La paz es la única batalla que vale la pena librar”. Albert Camus

Algunos ciudadanos pueden no estar de acuerdo con los procesos de paz que se realizan en el país. Ellos tienen su derecho a disentir en una sociedad que se aprecia de ser democrática. Pero es poco entendible que lo hagan precisamente cuando el país tiene conocimiento de la liberación del padre del excelente futbolista Luis Díaz, quien estaba secuestrado por el ELN (no siendo lo anterior un gesto de magnanimidad o altruismo del grupo guerrillero, quien se escuda señalando que el plagio de dicho ciudadano se debió a un error).

Que Antonio García, jefe guerrillero, nos diga: “Somos una organización pobre, como la mayoría de los colombianos”, dando la orientación de que los comandos guerreristas realicen “operaciones de finanzas”, incluyendo actos delincuenciales, es una salida muy en falso. Lea: ¿Paz o ‘despelote’ total?

Lo anterior es un claro irrespeto al Derecho Internacional Humanitario, que se jactan estos dirigentes de respetar. Digámoslo claro, estos son crímenes de guerra. Las declaraciones del jefe de la guerrilla son........

© El Universal


Get it on Google Play