Todos los días, a las seis de la tarde, se escuchan sirenas en las playas de Marbella. Pero no las que embrujan con sus cantos a los marinos, sino las de la cuatrimoto de la Policía que arremete avasallando agresivamente a las personas que intentan disfrutar la hora más bella del atardecer. Los niños corren asustados y los turistas no tienen más alternativa que contentarse con una apresurada foto de la caída del sol, una fugaz simulación del momento prometido por la imagen publicitaria de un bello atardecer en Cartagena. Así salvamos vidas, responde la Policía. ¿Cuántas?, se pregunta uno; y ¿por qué así?

Yo estaba convencido de que la razón por la cual está prohibido estacionarse en la bajada de un puente es que ello resulta extremadamente peligroso, pues no es posible anticipar a quien está detenido bajo la línea de visión. Sin embargo, muchas veces he tenido que frenar o maniobrar abruptamente porque hay un retén de la Policía ubicado justo en la bajada del puente de Turbaco o a la vuelta de una curva. ¿Será porque piensan que así pueden sorprender a los motociclistas que parecen estar acechando?

Una hermosa mujer está congelada en el tiempo a una orilla de la glorieta de El Pozón. Es evidente su miedo de cruzar la avenida, que surge porque ocurre aquello que se supone que no debería ocurrir en una glorieta: paradas de buses y colectivos, parqueo de camiones y mototaxis, ventas de fritos y jugos. A cien metros se ubica un retén policial concentrado en detener, probablemente, a quienes tienen cara de no tener SOAT u otros papeles en regla. La labor de los policías la cumple, en su lugar, un mototaxista que se compadece y ayuda a la mujer a salir de ese estresante limbo.

Son situaciones cotidianas particulares que sugieren una tendencia general: las autoridades, comenzando por la primera autoridad de policía del distrito, confunden cuidado con control.

Ello se ve también en el incesante perfilamiento represivo de los jóvenes que habitan en las comunidades empobrecidas de la ciudad, como lo han sabido denunciar innumerables veces las organizaciones que protegen los derechos de las personas afrocolombianas; o en la mediática persecución de las trabajadoras sexuales del Centro Histórico, haciéndolas aún más vulnerables a las mafias de trata y explotación de personas.

Es urgente una transformación de comportamientos institucionales basada en una profunda y consecuente deliberación ciudadana, en conjunto con la academia y las organizaciones de derechos humanos, en torno a los modelos mentales que guían la política pública de seguridad en la ciudad. Más que control, Cartagena requiere cuidado.

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB ni a sus directivos.

*Profesor del Programa de Ciencia Política y RR. II., UTB.

QOSHE - ¿Cuidado o control? - Pablo Abitbol
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¿Cuidado o control?

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15.03.2024

Todos los días, a las seis de la tarde, se escuchan sirenas en las playas de Marbella. Pero no las que embrujan con sus cantos a los marinos, sino las de la cuatrimoto de la Policía que arremete avasallando agresivamente a las personas que intentan disfrutar la hora más bella del atardecer. Los niños corren asustados y los turistas no tienen más alternativa que contentarse con una apresurada foto de la caída del sol, una fugaz simulación del momento prometido por la imagen publicitaria de un bello atardecer en Cartagena. Así salvamos vidas, responde la Policía. ¿Cuántas?, se pregunta uno; y ¿por qué así?

Yo estaba convencido de que la razón por la cual está prohibido estacionarse en........

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