Cada vez son más compartidas algunas afirmaciones alrededor de la educación. Como que ella por sí misma no es un fin, sino un medio y cada sociedad define lo que se quiere con ella, por ejemplo, formar mano de obra para el mercado o para las competencias que cada régimen demanda, o formar para la convivencia, el desarrollo integral como seres humanos, para la creatividad y el bienestar. Otra afirmación es que la educación cada vez responde menos a las exigencias o a los retos que como sociedad nos estamos enfrentando o lo que es casi lo mismo, que la educación cada día se hace más obsoleta frente a los problemas complejos que la misma sociedad va creando.

Con esas afirmaciones corren paralelo otras, pero ya relacionadas con la formación de los docentes, con el uso de las TIC, con los espacios, instalaciones y equipamiento para que respondan tanto a las demandas del futuro, del contexto, como a las expectativas de los niños y jóvenes.

Parece que ahora tenemos que hablar de una educación para el desastre. Si, así de sencillo, pues esa parece que es la más clara advertencia de lo que nos muestra nuestra sociedad y el mundo. Lo particular es que los científicos lo vienen advirtiendo desde 1972, cuando se realizó la primera cumbre mundial por el medio ambiente, o sea hace ya 52 años y nos lo muestran la televisión y las redes sociales a cada minuto. Pero además las evidencias son indiscutibles: cuando no es el verano intenso, con grandes incendios, son inviernos que desbordan los cálculos, con enormes desastres, la pérdida de capas enormes de glaciales, el aumento del nivel medio del mar, de la temperatura de la tierra, deforestaciones incalculables, a lo que se puede agregar una larga lista de consecuencias, para las cuales no nos estamos preparando y nuestra educación se muestra ajena.

Lo advierten cientos de científicos, que la educación debe responder en primer lugar a las características, exigencias o retos del contexto, y en Cartagena, como nos lo viene mostrando la naturaleza, la convivencia y la sostenibilidad, estamos abocados a problemas sociales, ambientales, culturales y económicos para los cuales no tenemos mayores herramientas. ¿Cuáles de los problemas asociados con el medio ambiente, con el nivel del mar, con los regímenes pluviales, con las conductas individuales frente a los problemas que estamos evidenciando están dentro del currículo? ¿Cómo se están abordando con los niños y adolescentes los retos que va a enfrentar la ciudad dentro de 10, 20 o más años? Esto simplemente porque un niño de hoy, entre 5 y 10 años, va a vivir por lo menos 70 años más en este siglo. Sí es fundamental que nuestros gobernantes propicien reflexiones y compromisos para retos a 4 o más años, es mucho más trascendental que lo hagan en aquellos aspectos a los cuales sus hijos y nietos se van a enfrentar, y para los cuales creo que carecemos de respuestas o acciones concretas.

*Sociólogo.

QOSHE - Educar para qué - Raúl Paniagua Bedoya
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Educar para qué

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12.02.2024

Cada vez son más compartidas algunas afirmaciones alrededor de la educación. Como que ella por sí misma no es un fin, sino un medio y cada sociedad define lo que se quiere con ella, por ejemplo, formar mano de obra para el mercado o para las competencias que cada régimen demanda, o formar para la convivencia, el desarrollo integral como seres humanos, para la creatividad y el bienestar. Otra afirmación es que la educación cada vez responde menos a las exigencias o a los retos que como sociedad nos estamos enfrentando o lo que es casi lo mismo, que la educación cada día se hace más obsoleta frente a los problemas complejos que la misma sociedad va creando.

Con esas afirmaciones corren paralelo otras, pero ya relacionadas con........

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