Tal vez el instrumento más poderoso construido por la ciudadanía en el país, en los últimos 30 años, con apoyo decidido de la Iglesia Católica, de entidades públicas y privadas, y algunas naciones, son sin duda los Programas de Desarrollo y Paz (PDP).

Iniciados en Barrancabermeja y su zona de influencia, como el PDP del Magdalena Medio, se fue propagando por todo el país y hoy tenemos cerca de 26, con cobertura del 52% del territorio colombiano y presencia en 585 municipios. Fueron la respuesta de movimientos desde la sociedad civil, que no querían que los siguieran enmarcando en la absurda disyuntiva de amigos de la guerrilla o de los paramilitares. Muchos de estos programas fueron la respuesta, desde las mismas comunidades, a los problemas asociados a la violencia, el terror, el desplazamiento, así como a la ausencia del Estado en casi todas sus expresiones. En el origen de los PDP había dos preguntas, que siguen vigentes: 1. ¿Por qué en una tierra tan rica hay tanta gente tan pobre? y 2. ¿Por qué en unas poblaciones que aman tanto la tierra, hay tanta violencia?

Los PDP son una expresión clara que, desde los territorios, desde las mismas comunidades de base, desde las zonas más aisladas y abandonadas se puede construir un país diferente, un país donde todos caben, donde todos son valiosos. Dentro de esos postulados emergen varios infaltables, con frecuencia subvalorados y casi siempre desconocidos desde las capitales.

1. Que el desarrollo y la paz tienen que ser regionales, abandonando la visión de los departamentos, pues aquellas tienen profundas relaciones históricas y culturales. 2. Son las mismas comunidades las que deben decidir cómo construir la paz. 3. En ese diálogo entre desarrollo y paz tiene que haber una sólida presencia de las culturas, así..., en plural, con un respeto muy grande por las diferencias y aprendiendo a dialogar sin tener que eliminar a quien no piense igual. 4. Tiene que haber apoyo a la producción económica, a partir de las condiciones y potencialidades locales y allí es donde debe aparecer el Estado como motor, como garante de las condiciones para que se avance en esa doble vía que no es excluyente, por el contrario, es convergente: desarrollo y paz.

Desde las instituciones públicas, privadas, medios de comunicación y en general desde cada escenario tenemos que avanzar en fortalecer procesos de confianza, de diálogo, de comprensión y valoración del otro. Esa confianza es la que puede traducir los sueños en oportunidades y a estas en acciones posibles.

Mi reconocimiento especial a los líderes detrás de la Fundación Red de Desarrollo y Paz de los Montes de María y la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera, al padre Rafael Castillo y Beatriz Salas Díaz, y a quien ha transformado y fortalecido el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar, Amaury Padilla Cabarcas, haciéndolo un actor de primer orden en toda esa enorme región.

*Sociólogo.

QOSHE - Los programas de desarrollo y paz - Raúl Paniagua Bedoya
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Los programas de desarrollo y paz

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19.02.2024

Tal vez el instrumento más poderoso construido por la ciudadanía en el país, en los últimos 30 años, con apoyo decidido de la Iglesia Católica, de entidades públicas y privadas, y algunas naciones, son sin duda los Programas de Desarrollo y Paz (PDP).

Iniciados en Barrancabermeja y su zona de influencia, como el PDP del Magdalena Medio, se fue propagando por todo el país y hoy tenemos cerca de 26, con cobertura del 52% del territorio colombiano y presencia en 585 municipios. Fueron la respuesta de movimientos desde la sociedad civil, que no querían que los siguieran enmarcando en la absurda disyuntiva de amigos de la guerrilla o de los paramilitares. Muchos de estos programas fueron la respuesta, desde las mismas comunidades, a........

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