En la presente semana y en diversos escenarios ha salido a flote la necesidad de avanzar en la construcción de identidad cultural y de su dimensión asociada, el sentido de pertenencia. El sábado anterior el editorial de El Universal fue claro en lo que este significa para fortalecer no solo procesos urbanos, sino de construir mecanismos de cohesión social y de fortalecer valores orientados a la transformación de una ciudad que nos pertenece y, por lo tanto, debemos dar lo mejor de cada uno para hacerla grata, amable y prospera.
El editorial reconoce claramente estas dos dimensiones vitales para una ciudad que debe empezar a reorientarse, a establecer metas colectivas, a transformar un panorama de anomia, de indiferencia, de sálvese el que pueda, cuando afirma... “Fortalecer las tradiciones, como las inherentes a las Fiestas de la Candelaria, o a las Novembrinas y otras que forjaron las generaciones que nos preceden, rescata la identidad, suscita sentido de pertenencia, preserva la memoria social y garantiza la continuidad de un legado construido en el compartir una historia común”.
Ese editorial llama la atención sobre algo que hemos dicho, la cultura es el eje transversal en todos los aspectos de valor e importancia de una ciudad que quiere mirar y actuar, en función de metas colectivas en el corto y mediano plazo, allí se afirma que “mantener los lazos entre los ciudadanos se hace difícil si la urbe se desentiende del deber de conectar con sus raíces culturales, con lo cual no hay patrimonio que enaltezca ni al qué preservar. De allí a la ausencia de sentido de un propósito compartido, no hay sino una consecuencia inevitable”. Creemos que existen evidentes señales de que la nueva administración tiene claro estos aspectos y nos alegra en cuanto se apunta a darle sentido a aquello que nos hace ciudadanos culturales.
Todo esto pensando en que el sentido de pertenencia es el mecanismo que propicia adhesión, solidaridad, reconocimiento del otro, como condiciones para la convivencia. Es un sentimiento de conciencia e identidad con la comunidad, da lugar a reconocer, trabajar y construir con otros. El sentido de pertenencia se desarrolla al comprender que se comparten valores, gustos, espacios, y unas metas colectivas, que como en las Fiestas de la Candelaria y en el Festival del Frito converge parte de lo mejor que tenemos como sociedad; pero además ayuda a sentirnos con sensaciones de seguridad, protección al reconocernos con los demás y promueve acciones colectivas y al fortalecimiento de la personalidad social.
Como dice la escritora francesa Simone Weil: “El sentido de pertenencia es tal vez la necesidad más importante y menos reconocida del ser humano”. Nuestra vida como individuos se vuelve significativa solo en asociación con otros, somos esencialmente seres sociales y ello es el punto de partida para hacernos seres humanos.
*Sociólogo.
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