En 1943 aparece, en el barrio La Quinta, el Teatro Colonial, el primer cine extramuros, es decir, fuera del casco histórico, incluido Getsemaní. Ese mismo año aparece el Teatro Variedades en Torices, y desde1941 funcionaba el Teatro Cartagena, el primero de su tipo con aire acondicionado.

En este último cabían 1.421 espectadores, al Variedades le cabían 2.681 personas, y al Colonial, 3.470 almas. Ese año llega a Bogotá la distribuidora Pelmex (Películas Mexicanas), lo que aumentó la rotación en cartelera de películas aztecas, frente a la rotación de una película hollywoodense que era de cada quince días. Desde los años 30, las películas en español podían ocupar el 30% de la cartelera local, donde el cine argentino era dominante.

Con la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945), la propaganda de los noticieros cinematográficos manipulaban la audiencia, sobre cuál era el lado correcto de la historia; Hollywood declinó en algo su predomino en el mercado de películas en Latinoamérica y el Caribe, lo que aprovechó la industria cultural mexicana; y, además, en razón de las simpatías expresadas por cierto sector político y militar argentinos, con el proyecto de la Alemania nazi, aquella industria sufrió un bloqueo comercial que pasmó su presencia fílmica en el continente.

Mientras tanto, en el Departamento de Estado, la diplomacia cultural se organizó con películas conocidas como ‘cine panamericanista’; es decir, de propaganda contra los nazis, dentro y fuera de Alemania, y a favor de ‘Los Aliados’ (formado por Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la desaparecida Unión Soviética). México había declarado la guerra a Alemania en 1942, lo que se concretó con la filmación de películas panamericanistas bajo la batuta de Walt Disney.

En México, Disney produjo 13 cortos animados que exponían la hermandad americana como convocatoria masiva alrededor de la causa de ‘Los Aliados’, y quizás el más famoso de ellos sea ‘Los tres caballeros’ (1943), que se presentó por vez primera en el Teatro Rialto en junio de 1946, es decir, un año después de finalizada la conflagración mundial (hasta esto nos llega tarde) y también se presentó en el Colonial; sin embargo, las películas del galán mexicano Tito Guisar eran las más esperadas en La Quinta y sus alrededores, hasta que en los años 50 llegaron los bailes amenizados con el picó ‘La Billos Caracas Boys’, propiedad de Nicolasa Lamadrid, quien tenía una tienda junto al cine.

Muy cerca apareció ‘La Subway’, lugar que tenía un horario razonable, porque lo cerraban a las 10 de la noche. Quedaba a cuadra y media del Colonial y hay quien asegura que allí se escuchó, por vez primera, la descarga ‘El Negro y Ray’. Ya era 1962, y cuando Barreto acompañaba con timbales el solo de trompeta de Alejandro ‘El Negro’ Vivar, a La Quinta la ponían boca abajo. Y a Cartagena también.