Si uno pone el cine en el centro de la experiencia social en Cartagena, puede conocer la historia de la gente, de los barrios y su vida cotidiana y todo lo que ahí se formaba, como era el gusto, las modas o los estilos, lo que no estaba exento de prejuicios, exclusiones y conflictos.

Un ejemplo de ello está en una crónica titulada ‘Entre los cocos y la eternidad’, publicada en la revista Cromos en marzo de 1969. El texto lo firma el poeta, periodista y escritor Gonzalo Arango, fundador del ‘Nadaísmo’ en 1958, movimiento artístico y literario.

Arango describe la vida cotidiana del corregimiento de La Boquilla, en un momento en que la carretera pavimentada llegaba hasta el barrio Crespo. De ahí en adelante, de la manera más contenta, aquellos choferes lanzaban los buses de palo por la arena caliente y después por la arena húmeda, serpenteando las cabrillas con el vaivén de las olas. Así, hasta recorrer las callecitas de aquel pueblo de pescadores negros de la zona norte de Cartagena.

En su mayoría analfabetas, la población vivía sin alcantarillado, sin acueducto, sin educación y con un irregular fluido eléctrico. Arango describe la experiencia de un cine ambulante que organiza los precios de la entrada, según el género de las películas: “En La Boquilla no rigen por la calidad del filme, sino por el tema, así: película de amor, 80 centavos; de acción, 1 peso; y película mexicana, $1,20. Cinco horas después termina la estrafalaria aventura cinematográfica que ha contabilizado 20 reventadas de cinta, rollos al revés, apagones intempestivos, afonía del parlante, pero los negros abandonan el corral con una lánguida sensación de espiritualidad, que los lleva derecho a abrazar dulces sueños de aventura y amor mientras duermen”.

En 1965 un informe del DANE estableció que en Cartagena habían quince cines y sus aforos, de esta forma: Padilla (3.188), Atenas (1.030), Caribe (1.800), Cartagena (1.395), Circo - Teatro (3.195), Colón (661), Colonial (1.397), España (3.380), Granada (1.800), Miramar (600), Myriam (3.800), Rialto (2.500), San Fernando (510), San Jacinto - La Boquilla (400) y Variedades (2.600).

Regresando al cine de La Boquilla, en la crónica de Arango se habla de “un empresario de cine ambulante que va de Cartagena todos los sábados, y amarra un telón entre dos palmeras para proyectar una película al aire libre”. A grito limpio se pregonaban películas con Jorge Negrete, Cantinflas, Tarzán, María Félix, King Kong, Tin Tan, Gardel y Libertad Lamarque.

Habrá que buscar en los recuerdos aquellos pregones fílmicos para que nos saque de la duda sobre si el Teatro San Jacinto, en La Boquilla”, que reporta el DANE, es el mismo cine entre palmeras del que escribió Arango.

Habrá que embarcarnos en el bus de palo para que nos lleve al país de la memoria donde éramos público caribe de aquel cine entre palmeras.

QOSHE - Cine entre palmeras - Ricardo Chica
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Cine entre palmeras

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11.12.2023

Si uno pone el cine en el centro de la experiencia social en Cartagena, puede conocer la historia de la gente, de los barrios y su vida cotidiana y todo lo que ahí se formaba, como era el gusto, las modas o los estilos, lo que no estaba exento de prejuicios, exclusiones y conflictos.

Un ejemplo de ello está en una crónica titulada ‘Entre los cocos y la eternidad’, publicada en la revista Cromos en marzo de 1969. El texto lo firma el poeta, periodista y escritor Gonzalo Arango, fundador del ‘Nadaísmo’ en 1958, movimiento artístico y literario.

Arango describe la vida cotidiana del corregimiento de La Boquilla, en un momento en que la carretera pavimentada llegaba hasta el barrio Crespo. De ahí........

© El Universal


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