La economía de los EE. UU. bate récords, por lo menos en términos de reducción de la inflación sin contracción del PIB. El desempleo está en mínimos históricos: el 3.7 %, como en los dorados años cincuenta y sesenta. Cifras semejantes no se vieron en España, según don Sancho Jimeno, el adalid de Cartagena contra los franceses en 1697, sino en el bello siglo XVI del emperador Carlos V. Por los lados de Colombia, cae la inflación, pero contrayendo la economía con una merma del empleo, que irá progresivamente empeorándose en los próximos meses.

El gigante del norte aprovecha sus ventajas comparativas y desarrolla tecnologías para paliar impactos negativos, mientras por estos lados se empeñan en avergonzarse de lo que otorgó naturaleza. EE.UU. se ha convertido en pocos años, gracias a la domesticación del fracking, en el mayor productor de petróleo de todos los tiempos: 13 millones de barriles diarios en 2023, ¡tres millones más que Rusia o Arabia Saudita! Al mismo tiempo, están invirtiendo en métodos para remover el CO2 del aire. Por estos lados, en cambio, se decreta la muerte gradual del petróleo, anticipando su deceso natural, sin beneficio para la Nación. No es que sea malo invertir fuentes alternas de energía, pero sí estrangular la gallinita. Estulticia.

Hasta los apenas alfabetos en economía saben que la Inversión (I) es un componente del Producto Bruto (Y). Y que, además, sin I, Y no crece. Los gringos lo saben y, superada la pandemia, están invirtiendo ingentes recursos en estimular y subsidiar la inversión, con líneas de actividad bien definidas, como el medioambiente, para que coincidan con una visión societal. Los resultados están a la vista, como el relanzamiento del tren rápido Los Ángeles-San Francisco que conjuga lo ambiental con el transporte. El modelo colombiano, en cambio, menosprecia la inversión, por lo menos la privada. Lo del sistema de salud es una inmensa pérdida de valor para los colombianos. Todo por quedarse con la plata del aporte obligatorio de los asalariados. Es muy dudoso que la estatización aumente los bienes y servicios a disposición de los colombianos.

Más comparaciones sobre cómo se gestiona una sociedad pujante serían cansonas. Dan para muchos párrafos, incluidos señalamientos sobre equivocaciones y de cómo Colombia se va alejando de lo bueno de otros. Lo crucial ahora es cómo evitar que se haga más daño y cómo prevenir que se prolongue y profundice un nefasto mandato. Como van las cosas, por ejemplo, los que saben estiman que el país se demorará 10 años en recuperar la tranquilidad pública perdida en menos de dos. Va siendo hora de que las fuerzas del ¡Fuera Petro! de todas las procedencias se coaliguen en un “acuerdo sobre la fundamental”, como proponía el recordado doctor Álvaro Gómez. El devolverse del abismo no es para distingos y lealtades de grupo. El núcleo unido de los que quieren una mejor Colombia tiene que saber organizar la acción política desde ya.

QOSHE - Empezar ahora - Rodolfo Segovia
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26.04.2024

La economía de los EE. UU. bate récords, por lo menos en términos de reducción de la inflación sin contracción del PIB. El desempleo está en mínimos históricos: el 3.7 %, como en los dorados años cincuenta y sesenta. Cifras semejantes no se vieron en España, según don Sancho Jimeno, el adalid de Cartagena contra los franceses en 1697, sino en el bello siglo XVI del emperador Carlos V. Por los lados de Colombia, cae la inflación, pero contrayendo la economía con una merma del empleo, que irá progresivamente empeorándose en los próximos meses.

El gigante del norte aprovecha sus ventajas comparativas y desarrolla tecnologías para paliar impactos negativos, mientras por estos lados se empeñan en avergonzarse de lo que otorgó........

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