La Empresa de Desarrollo Urbano de Bolívar (Edurbe) comienza 2024 con nuevos bríos, gracias a los $32.001 millones que los gobiernos de Dumek Turbay y Yamil Arana le inyectaron a través de cuatro contratos interadministrativos el último mes.

El primero de ellos lo suscribió la administración Turbay, el 19 de febrero, para la gerencia integral de las obras de mejoramiento de la Villa Olímpica, por $9.854 millones. Lo firmó Campo Elías Terán Humanez, director del Instituto Distrital de Deporte y Recreación (Ider).

El segundo contrato también se suscribió el 19 de febrero, por $11.897 millones, para la demolición del Edificio Aquarela Multifamiliar. Lo firmó la secretaria general María Patricia Porras Mendoza.

El tercer contrato, por $5.148 millones, lo firmó la secretaria Porras Mendoza el 15 de marzo para gerenciar la limpieza y mantenimiento de los canales pluviales los próximos cuatro meses. Y el cuarto contrato lo firmó el gobierno de Yamil Arana, por $5.101 millones, para obras de iluminación en el Estadio Jaime Morón. Lo adjudicó Ariel Zambrano Meza, director del Instituto Departamental de Deportes y Recreación de Bolívar (Iderbol). Con esos cuatro procesos, por los que cobra $2.188 millones de cuota de gerencia, Edurbe tiene el reto de no repetir los errores del pasado y a los que debe su desprestigio: ejecuciones fallidas que no le han permitido convertirse en constructora de obras de gran impacto en Cartagena, Bolívar e incluso la Nación, como reza en sus objetivos fundacionales. Los contratos con Edurbe han sido criticados en Cartagena, porque –al ser ejecutados por una empresa industrial y comercial del Estado que se rige por su propio manual de contratación– tienen unas condiciones mucho más flexibles que si los convocara y adjudicara la Alcaldía de Cartagena o la Gobernación de Bolívar aplicando la Ley 80. Edurbe, por ejemplo, ya subcontrató de manera directa con privados para cumplir con las obligaciones de los cuatro contratos interadministrativos. Si hubieran ejecutado esos recursos, Turbay y Arana habrían tenido que recurrir a modalidades con competencia debido a los montos.

Por eso, Funcicar le ha recomendado a Edurbe actualizar su Manual de Contratación para que aumente el número de invitaciones abiertas y sus procesos de contratación no dependan del criterio de los funcionarios de turno.

Justamente, enarbolando las banderas de fortalecimiento institucional, Fanny Guerrero asumió desde el 1 de enero pasado la gerencia de la entidad. Ella, especialmente, busca recuperar la reputación de Edurbe. Un reto que no pinta nada fácil después de una década de contratos fallidos, investigaciones continuas de los órganos de control por ruidos de corrupción y hasta un exgerente inhabilitado. Los próximos meses se sabrá cuánta solidez institucional y transparencia tiene Edurbe en esta nueva etapa, si actualizará su Manual de Contratación y si reúne los requisitos para ser aliada de los gobiernos de Turbay y Arana, que prometen millonarias inversiones en infraestructura.

*Cofundadora de La Contratopedia Caribe