El pasado viernes -desde Cali- el presidente Petro, luego de solicitar que se declarara monumento nacional a la estatua a la “Resistencia”, de autoproclamarse miembro de la “primera línea del cambio” y de despotricar contra el establecimiento que no le permite aplicar la Constitución, propuso una constituyente para cambiarla. Propuesta que -en un inicio- la mayoría consideró un despropósito fruto de alguna febril convulsión del mandatario, pero que en esta semana -luego de que el presidente diera una entrevista y agitara el tema en la plaza pública- pasó de ser un desatino intelectual, para transformarse en un empeño gubernamental sobre el que el país no ha dejado de opinar y debatir. A continuación, las lecturas que han hecho los juristas, la clase política y los analistas.

Los juristas advierten en general tres cosas. Primero, la dificultad temporal dados los trámites legales a surtir: una ley aprobada por mayoría absoluta, aval de la Corte Constitucional, dos convocatorias (una para aprobarla y otra para integrarla) y un período de sesión, por lo que los tiempos no cuadran; segundo, que la mayoría de los temas señalados por el presidente para justificar la constituyente ya están en la Constitución vigente; tercero, que es un contrasentido acabar con una Constitución progresista -que lo hizo presidente- no por inmoral o ilegítima, sino porque no se aplica, cuando lo que hay que hacer es precisamente eso: aplicarla, esto es, usar las herramientas legales vigentes, diseñar políticas públicas adecuadas y sentarse a gobernar con los expertos.

La clase política le objeta al presidente también tres cosas: primera, su incoherencia e impostura por haber firmado en mármol y dicho al menos nueve veces -antes de ser presidente- que nunca convocaría una Asamblea Constituyente; segunda, su intención oculta de atornillarse al poder (como hizo el chavismo), lo que revive viejos fantasmas y parece materializar la suma de todos los miedos atávicos (hacer de Colombia otra Venezuela); tercera, la imprudencia, incongruencia e inconveniencia de dicha convocatoria, pues puede abrir un caja de pandora con consecuencia insospechadas.

Por último, los analistas han interpretado la propuesta también de tres maneras: unos dicen que es una cortina de humo del Gobierno para tapar la larga lista de problemas del país (corrupción, inseguridad, paz total, etc.); otros consideran que el presidente lo que hace es anticipar la campaña presidencial lanzando una idea poderosa y seductora que unifique al petrismo para 2026 y otros advierten que el presidente simplemente renunció a gobernar para hacer lo que mejor sabe: mesianismo, populismo y discursos en la plaza pública.

Post scriptum. Dudo mucho que haya constituyente. Pero, paradójicamente, este debate ha hecho que todos y todas (izquierda, derecha y centro) hayan reconocido ¡por fin! que tenemos una Constitución democrática que defender.

*Profesor universitario.

QOSHE - ¿Golpe blando a la Constitución? - Yezid Carrillo De La Rosa
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¿Golpe blando a la Constitución?

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23.03.2024

El pasado viernes -desde Cali- el presidente Petro, luego de solicitar que se declarara monumento nacional a la estatua a la “Resistencia”, de autoproclamarse miembro de la “primera línea del cambio” y de despotricar contra el establecimiento que no le permite aplicar la Constitución, propuso una constituyente para cambiarla. Propuesta que -en un inicio- la mayoría consideró un despropósito fruto de alguna febril convulsión del mandatario, pero que en esta semana -luego de que el presidente diera una entrevista y agitara el tema en la plaza pública- pasó de ser un desatino intelectual, para transformarse en un empeño gubernamental sobre el que el país no ha dejado de opinar y debatir. A continuación, las lecturas que han........

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