Desde el 15 de marzo del presente año, el presidente Petro ha venido señalando su deseo de convocar al “pueblo” para transformar las instituciones políticas actuales por unas que le “obedezcan al pueblo”. Desde entonces, muchos nos preguntamos: ¿qué entiende el presidente por ‘pueblo’? Una noción ambigua, equívoca y compleja que ha sido usada de manera diferente según el contexto histórico, político o cultural.

En Atenas, donde surgió la democracia, el pueblo (demos) solo incluía a los hombres mayores de 20 años e hijos de padre y madre ateniense y excluía a las mujeres, esclavos o extranjeros. Lincoln, en el Discurso de Gettysburg, definió la democracia como el ‘El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo’; la Carta de las Naciones Unidas inicia invocándolo; Gaitán dijo que él era un pueblo que se sigue a sí mismo; Chávez que ya no era él, sino un “pueblo” y Bolsonaro que es “el capitán del pueblo”.

Sartori ha dicho que la noción de pueblo puede usarse para hacer alusión: a una pluralidad unificada, a los excluidos, a una totalidad orgánica e indivisible, a una mayoría absoluta o moderada o, como hace nuestra Constitución (Artículo 3), a todos. Si comparamos las anteriores acepciones con los discursos más recientes del presidente, no hay duda de que la noción de ‘pueblo’ implícita en sus alocuciones, se identifica con las tres primeras: una pluralidad de excluidos unificados, que conforman una totalidad orgánica e indivisible y que en su imaginario identifica –supongo– con sus votantes, excluyendo a quienes no votaron por él.

Debe señalarse que la noción de “pueblo” ha sido usada con éxito por la derecha y por la izquierda (y Petro no es la excepción). Parte –como lo señalé en un artículo previo– de una retórica poderosa y seductora que establece una dicotomía que identifica, por una parte, al “pueblo”, que se identifica con el gobierno (presidente), el nosotros, suma de todas las virtudes: infalible, honrado y víctima inocente de todos los males y, por otra, el antipueblo, el enemigo (oligarquía, empresarios, casta política, migrantes etc.), los otros, causante de todos los males.

El problema con la narrativa del ‘pueblo’ que ha sido usada por la izquierda latinoamericana en el pasado, es que si bien ha podido estar movida por propósitos loables (algunos lo dudan): ampliar la participación política o la búsqueda de justicia social; los líderes mesiánicos o populistas que llegaron al poder, lo que realmente hicieron fue socavar las instituciones democráticas, empobrecer a sus países –Argentina– y, en algunos casos –como Venezuela y Nicaragua– hacer tránsito a regímenes autoritarios que cooptaron los poderes del Estado, persiguieron y encarcelaron a los opositores, silenciaron a los medios de comunicaciones y reprimieron –posteriormente– al ‘pueblo’ que dijeron representar.

*Profesor universitario.

QOSHE - “Nosotros, el pueblo” - Yezid Carrillo De La Rosa
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

“Nosotros, el pueblo”

7 0
20.04.2024

Desde el 15 de marzo del presente año, el presidente Petro ha venido señalando su deseo de convocar al “pueblo” para transformar las instituciones políticas actuales por unas que le “obedezcan al pueblo”. Desde entonces, muchos nos preguntamos: ¿qué entiende el presidente por ‘pueblo’? Una noción ambigua, equívoca y compleja que ha sido usada de manera diferente según el contexto histórico, político o cultural.

En Atenas, donde surgió la democracia, el pueblo (demos) solo incluía a los hombres mayores de 20 años e hijos de padre y madre ateniense y excluía a las mujeres, esclavos o extranjeros. Lincoln, en el Discurso de Gettysburg, definió la democracia como el ‘El gobierno del pueblo, por el pueblo y para........

© El Universal


Get it on Google Play