En una columna anterior, señalé que el árbol de la vida puede servir de mapa del alma (psique) y de modelo de autoconocimiento y autoanálisis de nuestra psiquis. También dije que el árbol de la vida se puede estudiar por triadas: la inferior -a la que nos referimos-, la intermedia y la superior. En esta ocasión me centraré en la triada intermedia, también llamada triada emocional, la cual está compuesta por tres sefirot (Jesed, Geburáh y Tiferet).

La sefirá Jesed (benevolencia) está personificada por Abraham (símbolo de bondad), que en el cuerpo físico se identifica con el brazo derecho. Alude a la indulgencia, compasión o generosidad con uno mismo y con los demás, por eso es el ámbito del dar y del perdón que se otorga a uno mismo y a los demás; pero no se trata de una bondad sin sentido o que nos autodestruya. El desequilibrio en esta dimensión se genera por el exceso (Ej. dilapidar los bienes, la desmesurada magnanimidad o el altruismo patológico) que nos hace olvidarnos de nosotros mismos, hasta el punto de autolapidar, por ejemplo, nuestra dignidad, nuestra autoestima o el patrimonio familiar.

La sefirá Geburáh (poder, justicia, disciplina) está personificada por Issac (símbolo de la fortaleza), que en el cuerpo ser identifica con el brazo izquierdo. Alude al orden, la disciplina y el control que permite organizar nuestro proyecto de vida, formular nuestros objetivos profesionales o alcanzar las metas propuestas; pero también es el ámbito de la asertividad, esto es, del saber poner límites cuando sea necesario (recuérdese que el “sí” nos ata, mientras que el “no” nos libera). El desbalance en esta dimensión conduce a la formación de personalidades manipuladoras, maquiavélicas o déspotas (dictadores, populistas, etc.) que buscan el poder/control emocional de los demás o, también, a la consolidación de un carácter rencoroso, justiciero o misántropo. Y en relación con uno mismo, conduce a la construcción de personalidades complejas (Ej. perfeccionistas, psicorrígidos) que conlleva a serios problemas existenciales.

Finalmente, la sefirá Tiferet (belleza, misericordia) está personificada por Jacob (símbolo de la armonía), que en el cuerpo físico se identifica con el corazón. Alude a mi yo interior, al mundo del inconsciente, al yo potencial que quiere crecer y autotrascenderse y permite balancear la severidad (Geburáh) y la bondad (Jesed) en el amor, por eso, es el centro que conecta las nueves restantes sefirot. Bien balanceada es la que permite, por ejemplo, que alguien por misericordia se defienda a sí mismo, a su hijo/a o un amigo/a de su agresor sacrificando su vida o la del provocador. El desbalanceo de esta sefirá conduce al orgullo excesivo que conlleva una falsa superioridad moral, intelectual o religiosa que conduce al desprecio y a la desconexión con la vida activa.

QOSHE - El árbol de la vida (II) - Yezid Carrillo De La Rosa
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El árbol de la vida (II)

5 0
03.02.2024

En una columna anterior, señalé que el árbol de la vida puede servir de mapa del alma (psique) y de modelo de autoconocimiento y autoanálisis de nuestra psiquis. También dije que el árbol de la vida se puede estudiar por triadas: la inferior -a la que nos referimos-, la intermedia y la superior. En esta ocasión me centraré en la triada intermedia, también llamada triada emocional, la cual está compuesta por tres sefirot (Jesed, Geburáh y Tiferet).

La sefirá Jesed (benevolencia) está personificada por Abraham (símbolo de bondad), que en el cuerpo físico se identifica con el brazo derecho. Alude a la indulgencia, compasión o generosidad con uno mismo y con los demás, por eso es el ámbito del........

© El Universal


Get it on Google Play