Hagamos una ley que apueste por la concordia en Euskadi sin llamar “terroristas” a los miembros de ETA porque “nunca ha habido un relato consensuado” en la sociedad vasca y “tampoco entre los historiadores”. Con el mismo argumento, animemos a las naciones europeas a que se “concordien” muy fuertemente con una legislación que no llame “nazis” a los nazis, que ni siquiera mencione a Adolf Hitler, que equipare el Holocausto con los crímenes de guerra cometidos por los Aliados y que otorgue la misma consideración a los SS que a los miembros de la Resistencia, a quienes murieron luchando contra el III Reich que a los que cayeron defendiéndolo.
¿Consideran descabelladas estas dos opciones? Pues eso es exactamente lo que están haciendo el Partido Popular y Vox en las comunidades autónomas donde gobiernan. Este martes, la extrema derecha y la derecha extrema de Castilla y León han presentado la “Ley de Concordia” con la que liquidan la Memoria Democrática, blanquean la dictadura franquista y manipulan, una vez más, la Historia. De momento, no se atreven a decirlo con esas palabras y por eso han decidido tratarnos a los ciudadanos, de nuevo, como si fuésemos idiotas y enmascarar burdamente sus objetivos con el supuesto objetivo de que los españoles nos “concordiemos”. “Concordiémonos” con los alemanes que envió Hitler a bombardear nuestras ciudades, con los legionarios fascistas de Mussolini que invadieron nuestros pueblos, con los regulares que violaron a nuestras abuelas, con los falangistas y militares que asesinaron a decenas de miles de compatriotas, con los jerarcas que secuestraron nuestras libertades durante 40 años. “Concordiémonos” nosotros, los descendientes genéticos o ideológicos de sus víctimas, con aquellos verdugos que no han reconocido sus crímenes, no han pagado por ellos y ni siquiera han pedido perdón.