El título de esta columna, claro, es una provocación: también de las provocaciones se aprende. Pero es, al mismo tiempo, una idea que he defendido en conversaciones con colegas y desconocidos una y otra vez: el lastre que supone para cierto espacio político un apego malsano a la idea de progreso y al vocablo “progresistas”, como si esa apelación fuera la única manera de comprendernos y de hacernos entender. Espero que quien lee me permita dar un par de razones, más como vetas posibles del pensamiento que como argumentos plenamente desarrollados:

1. Porque casi nunca nos referimos a una idea adecuada del progreso. El progreso es metonímico: casi siempre hace referencia a “modernizaciones” poco específicas, a la ampliación o en ocasiones liberalización de un mercado, a la obtención y cristalización de derechos civiles, para englobar todos estos hechos en una misma idea de algo que avanza o se mueve en dirección “positiva”, afirmativa, adelante. Pero el progreso también arrastra consigo ideas civilizatorias o de humanización: una sociedad, al “progresar”, parece ser superior o cumplir superiormente ciertos objetivos.

QOSHE - Por qué no soy progresista - Elizabeth Duval
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Por qué no soy progresista

47 3
29.11.2023

El título de esta columna, claro, es una provocación: también de las provocaciones se aprende. Pero es, al mismo tiempo, una idea que he defendido en conversaciones con colegas y desconocidos una y otra vez: el lastre que supone para cierto espacio político un apego malsano a la idea de........

© eldiario


Get it on Google Play