“Madrugar es una puta mierda, y eso lo sabemos todos los que hemos madrugado”. La frase, con indiscutible gancho, carne de merchandising, no es mía, pero como persona que ha madrugado e incluso premadrugado durante mis años como redactora de ‘Hoy por Hoy’, la suscribo, evidentemente. En realidad, solo no la suscribirán aquellos que únicamente madrugan para coger aviones, o los que se levantan a las seis de la mañana de forma voluntaria para aprovechar el día poniendo en práctica alguna rutina establecida por un coach (inciso: en algún momento tenemos que hablar de la expresión “aprovechar el día”). La frase, decía, la soltaron David y José Muñoz, es decir Estopa, en una entrevista en el diario El Mundo: “Madrugar es una puta mierda y eso lo sabemos los que hemos madrugado”. Intachable. No hay Dios que te ayude a madrugar, no hay refrán que levante el espíritu ni el cuerpo, si te han sonado varias alarmas para meterte en una oficina por poco más de mil euros al mes.

Es imposible abstraerse del trabajo porque el trabajo, con mejor o peor suerte, sigue controlando el tiempo y los recursos emocionales de las personas. De esto te das cuenta al hablar con amigos o familiares estos días de eventos navideños (eventos como eufemismo de comer). Enseguida se presentan en fila india, sin orden alfabético, sus problemas laborales: a una le han retirado los días de teletrabajo, la otra no tiene tiempo para conciliar, otra tiene una jefa intermedia que le hace la vida imposible, otro está atrapado en un trabajo que detesta, otra tiene 25 días de vacaciones acumuladas solo por horas extras –imposible calcular la cantidad de horas extras acumuladas–, otro quiere hacer un máster para complementar su formación y poder aspirar a un puesto mejor, otra siente que se le está pasando la vida por delante con un sueldo que solo le permite asumir un alquiler precario. El trabajo se come los días y después vomita, empachado, todas nuestras frustraciones.

QOSHE - El trabajo no cura. Madrugar, menos - Lucía Taboada
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El trabajo no cura. Madrugar, menos

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25.12.2023

“Madrugar es una puta mierda, y eso lo sabemos todos los que hemos madrugado”. La frase, con indiscutible gancho, carne de merchandising, no es mía, pero como persona que ha madrugado e incluso premadrugado durante mis años como redactora de ‘Hoy por Hoy’, la suscribo, evidentemente. En realidad, solo no la suscribirán aquellos que únicamente madrugan para coger aviones, o los que se levantan a las seis de la mañana de forma voluntaria para aprovechar el día poniendo en práctica........

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