Cuando yo era pequeña, los maltratadores no eran llamados así, sino hombres de carácter “pero luego se le pasa”. A nadie se le ocurría denunciar y las mujeres y sus familias vivían en intimidad la fatal lotería que te había tocado por casamiento. Una mala decisión, un sí azaroso que ponía la diferencia entre una vida normal o una vida gestionando un carrusel de culpas, que el otro no se enfade, no te alteres por favor, portarse bien, perdonarlo, puta, te amo, perdona, me vas a arruinar la vida, vayámonos y seamos felices solos y así hasta acabar con la salud, la energía y, en los peores casos, la vida de la mujer. Vidas volcadas en aplacar la ira del otro, en saber si eres culpable o el gatillo. El avance en España, tanto legal, policial y judicial como en conciencia –hay países como Italia que se indignan estos días brutalmente sacudidos por la historia de una joven asesinada– es innegable y ha ayudado a miles de mujeres a salir del círculo.

Sin embargo, seguimos asistiendo a un goteo de asesinatos que caen fuera del radar, como el de la mujer de Carabanchel en un garaje y de su hija este domingo, a quien se le quitó la protección dos meses después de ponérsela. Hay mujeres, y esto es una realidad que habrá que abordar, a quienes les da terror denunciar porque no saben si serán totalmente protegidas, porque esa denuncia disparará la agresividad de sus carceleros. Hay quien prefiere resolverlo “a las buenas” y retira la denuncia o minimiza el riesgo e intenta salir de la relación con tiempo, paciencia y esperanza de que ellos cambien por enésima vez. Saben que denunciando despertarán la furia del otro. También hay agresores que no avisan de lo que son capaces de hacer hasta que lo hacen: difícil valorar un riesgo que no ha enseñado los dientes. Hay una bolsa de mujeres invisibles para el sistema de protección y la falta de respuestas si no tienen la llave de la denuncia las deja irremediablemente en desamparo. Es difícil y deberemos ser creativos, pero el sistema tendría que ayudarlas más y mejor a salir de esa zona de sombra o darles asistencia desde ese ángulo.

QOSHE - Carabanchel y otros crímenes fuera del radar - Raquel Ejerique
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Carabanchel y otros crímenes fuera del radar

3 58
28.11.2023

Cuando yo era pequeña, los maltratadores no eran llamados así, sino hombres de carácter “pero luego se le pasa”. A nadie se le ocurría denunciar y las mujeres y sus familias vivían en intimidad la fatal lotería que te había tocado por casamiento. Una mala decisión, un sí azaroso que ponía la diferencia entre una vida normal o una vida gestionando un carrusel de culpas, que el otro no se enfade, no te alteres por favor, portarse bien, perdonarlo, puta, te amo, perdona, me vas a arruinar la vida, vayámonos y seamos felices........

© eldiario


Get it on Google Play