Son quince científicos, académicos, activistas. No lanzan drones ni misiles, no cometen genocidio, no matan niños ni periodistas. Al contrario, alertan sobre las consecuencias letales del calentamiento global y del cambio climático. Hace un par de años, el 6 de abril de 2022, participaron en una protesta no violenta ante el Congreso de los Diputados, a cuya fachada lanzaron agua teñida con remolacha, un líquido simbólico que se quita a manguerazos y solo deja, si acaso, huella en las conciencias. Fueron desalojados por la misma policía que no detuvo a Juan Carlos de Borbón en la boda de José Luis Martínez-Almeida Navasqüés y León y Castillo Cobián Nacarino y Ruiz de Velasco, alcalde de Madrid. Borbón podría haber sido detenido por, al menos, cinco delitos fiscales, pero puede ir de boda como si nada porque ha gozado de inviolabilidad (qué paradoja, siendo el delincuente quien viola la ley). Los quince, sin embargo, se enfrentan a penas de hasta seis años de prisión por denunciar, con métodos inocuos, la inacción climática de los Gobiernos.

Acaba de concluir la ronda de declaraciones ante el juez de los desobedientes civiles. Entre ellos está el profesor de la UAM Jorge Riechmann, filósofo, ensayista, poeta. Quien lo conoce sabe que, si alguien como él puede acabar en la cárcel, cualquier injusticia es posible, por no decir cualquier disparate. Que alguien como Jorge Riechmann, que lo más peligroso que tiene es un cuaderno, unas tijeras para recortar periódicos y apenas un kilo de espléndida materia gris, pueda acabar, por muy remotamente que sea, encerrado en prisión, mientras la corrupción, el negocio sucio, el enriquecimiento ilícito, el cohecho, la malversación, las sociedades pantalla, los paraísos fiscales, el tráfico de influencias, la mordida, la comisión, el sobre, los privilegios de clase, la impunidad exhiben sus mejores galas, no cabría en la cabeza si este mundo pretendiera ser cuerdo. Pero este mundo prefiere la destrucción, la humillación, prefiere el sufrimiento. Lo prefiere ajeno, pero todo sufrimiento es o, en última instancia, será propio, como tratan de explicar los llamados rebeldes.

QOSHE - Las mejores personas de nuestra sociedad - Ruth Toledano
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Las mejores personas de nuestra sociedad

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15.04.2024

Son quince científicos, académicos, activistas. No lanzan drones ni misiles, no cometen genocidio, no matan niños ni periodistas. Al contrario, alertan sobre las consecuencias letales del calentamiento global y del cambio climático. Hace un par de años, el 6 de abril de 2022, participaron en una protesta no violenta ante el Congreso de los Diputados, a cuya fachada lanzaron agua teñida con remolacha, un líquido simbólico que se quita a manguerazos y solo deja, si acaso, huella en las conciencias. Fueron desalojados por la........

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