JxCat se llenó la boca de que no investiría a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España si no cobraba por adelantado. Pronto hará dos meses que el líder del PSOE ha renovado la estancia en la Moncloa y todavía es hora de que tenga que pagar, ni por avanzado ni de ninguna manera. Siendo así las cosas, y habiendo advertido también severamente Carles Puigdemont que si no se cumplían los compromisos, el mandato estaría seriamente en peligro, ¿cómo es que a estas alturas todavía no ha pasado nada? ¿Qué ha sacado hasta ahora en realidad JxCat del acuerdo con el PSOE? ¿Se encuentra ERC en una situación parecida?

Cuando la carambola de las elecciones españolas del 23 de julio del año pasado situó inesperadamente a JxCat y ERC como fuerzas decisivas para la formación de gobierno —más JxCat que ERC, de quien se daba por descontado el apoyo—, unos y otros saltaron y bailaron de alegría creyendo que podrían obtener de Pedro Sánchez lo que desearan. De entrada, sin embargo, se quisieron garantizar el pan y la sal de la legislatura disponiendo de grupos propios en el Congreso y en el Senado, que les darían más protagonismo, pero sobre todo les permitirían disponer de unos ingresos económicos que, de lo contrario, perdidos en el cafarnaúm del grupo mixto, no habrían tenido nunca. Todo a cambio de hacer presidenta del Congreso a Francina Armengol, que también se comprometió a que se podría hablar en catalán y en el resto de lenguas oficiales en el Estado español y que en seguida lo cumplió. A partir de ahí comenzó la negociación de verdad con el PSOE, ERC sin hacer ruido y JxCat con estridencia y proclamando que no habría investidura si no pagaba por adelantado.

Lo que plantea JxCat para resolver el conflicto político entre Catalunya y España el PSOE no lo acepta, no lo ha aceptado nunca y no lo aceptará nunca

De acuerdo con el discurso de aquellos días de los dirigentes de JxCat, incluida la alocución desde Bruselas del 130º presidente de la Generalitat exigiendo un pacto que dijo que debía ser histórico, Pedro Sánchez no podría revalidar el mandato si, como mínimo, antes no hacía que el catalán fuera reconocido como lengua oficial en la Unión Europea (UE) y no aprobaba la ley de amnistía. La oficialización del catalán fue llevada a las instituciones europeas, pero aún hoy no ha sido aprobada y, una vez acabado el semestre de presidencia española —los primeros seis meses del 2024 le corresponden a Bélgica—, el camino para conseguirlo cada vez se le hará más dificultoso. La ley de amnistía afronta mañana en el Congreso el debate de las enmiendas a la totalidad y faltan todavía unos cuantos meses para que se apruebe y unos cuantos más para que se aplique, dadas las trabas que en ambos casos pondrá el PP con el apoyo de Vox y del resto de integrantes de la caverna. Pese a todo ello, JxCat votó a favor de la investidura del líder del PSOE, al contrario de lo que había prometido, sin haber cobrado nada por adelantado.

Tras la investidura, se tenía que llevar a cabo la primera reunión de una mesa de negociación entre JxCat y el PSOE, diferente de la de ERC, con un verificador internacional —verificador, no mediador— que hiciera el seguimiento del proceso de diálogo y de los posibles acuerdos que se alcanzaran. Entre ellos se debe abordar la celebración de un referéndum de autodeterminación —lo que implica la renuncia al del Primer d’Octubre—, la cesión a la Generalitat del 100% de los impuestos que se recaudan en Catalunya y la ampliación de la participación de Catalunya en las instituciones europeas y los organismos internacionales. Todo ello debe hacerse a lo largo de la legislatura, de la que JxCat se ha comprometido a garantizar la estabilidad, sujeta a los avances y el cumplimiento de los teóricos acuerdos. La reunión, aunque tarde —circunstancia que Carles Puigdemont expresamente disculpó—, se acabó haciendo y el resultado del encuentro fue que los reunidos acordaron volverse a reunir. Todo ello teniendo en cuenta que lo que plantea JxCat para resolver el conflicto político entre Catalunya y España el PSOE no lo acepta, no lo ha aceptado nunca y no lo aceptará nunca.

El tiempo corre y Pedro Sánchez se va saliendo con la suya sin haber pagado por adelantado y, de hecho, sin haber pagado todavía nada

ERC, por su parte, reclamaba la ley de amnistía y la reactivación de la mesa de diálogo entre los gobiernos catalán y español constituida la anterior legislatura, pero que en realidad es como si no hubiera existido nunca, y anunciaba un acuerdo para el traspaso integral de Rodalies a la Generalitat y otro para dotar a Catalunya de un sistema de financiación específico. Todo sin fechas —ERC no tenía necesidad de cobrar por adelantado— y dejando en el aire la manera de encontrar un método para que "los acuerdos a los que se pudiera llegar sobre el marco político de Catalunya puedan ser refrendados por el pueblo catalán". Es decir, nada de referéndum de autodeterminación. Y todo ello teniendo presente que el traspaso de Rodalies no pasará de ser de momento una mera cogestión entre las dos administraciones de tres de las líneas que existen en Catalunya y que el PSOE no acaba de ver eso de una financiación especial, más allá de estar dispuesto a mejorar el modelo autonómico vigente.

La conclusión es que el único acuerdo en firme que JxCat y ERC han conseguido del PSOE es la formación de los grupos propios en el Congreso y el Senado —absolutamente trascendentes para el futuro político de Catalunya—, porque ni siquiera el uso del catalán en la cámara baja está garantizado para siempre, en tanto que se ha tratado de una medida discrecional de la presidencia de turno que una futura presidencia a la que no interese mantenerla puede revocar sin ningún problema. Todo lo demás es puramente marear la perdiz y basta. Eso sí, aderezado con reuniones de Pedro Sánchez con Pere Aragonès, el 21 de diciembre pasado, y más adelante, en principio cuando se haya aprobado la ley de amnistía, con Oriol Junqueras e incluso con Carles Puigdemont, que de controlar la escena y el tempo el líder del PSOE ha demostrado ser un maestro. Todo, claro está, dentro de un marco meramente autonomista, que ya va bien tanto a JxCat como a ERC. Y es por ello que no ha pasado ni pasará nada y que la integridad de la legislatura española no está en peligro.

Mientras tanto, el tiempo corre y Pedro Sánchez se va saliendo con la suya sin haber pagado por adelantado y, de hecho, sin haber pagado todavía nada. Incluso se permite maniobrar por la puerta de atrás para mirar, como quien no quiere la cosa, de paralizar la materialización de uno de los principales acuerdos, el de la amnistía, mediante un decreto-ley que deja que los jueces puedan presentar una cuestión prejudicial al Tribunal de Justicia de la UE y aplazar su con ello implementación. Un decreto-ley que debe validarse también mañana en el Congreso y al que JxCat, de momento, asegura que no dará el visto bueno. Ya se verá cómo acaba y si los del 130º presidente de la Generalitat sacan algo a cambio, porque se tenía que derrumbar el mundo si no cumplía y hasta ahora todo sigue igual. Y es que se ve que no se podía saber que el presidente del gobierno español no es de fiar y que actuaría así: él habría cumplido aprobando la ley y se lavaría las manos de la aplicación, que es cosa de los jueces. Y como esto, todo.

QOSHE - Ni cobrar ni pagar por adelantado - Josep Gisbert
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Ni cobrar ni pagar por adelantado

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09.01.2024

JxCat se llenó la boca de que no investiría a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España si no cobraba por adelantado. Pronto hará dos meses que el líder del PSOE ha renovado la estancia en la Moncloa y todavía es hora de que tenga que pagar, ni por avanzado ni de ninguna manera. Siendo así las cosas, y habiendo advertido también severamente Carles Puigdemont que si no se cumplían los compromisos, el mandato estaría seriamente en peligro, ¿cómo es que a estas alturas todavía no ha pasado nada? ¿Qué ha sacado hasta ahora en realidad JxCat del acuerdo con el PSOE? ¿Se encuentra ERC en una situación parecida?

Cuando la carambola de las elecciones españolas del 23 de julio del año pasado situó inesperadamente a JxCat y ERC como fuerzas decisivas para la formación de gobierno —más JxCat que ERC, de quien se daba por descontado el apoyo—, unos y otros saltaron y bailaron de alegría creyendo que podrían obtener de Pedro Sánchez lo que desearan. De entrada, sin embargo, se quisieron garantizar el pan y la sal de la legislatura disponiendo de grupos propios en el Congreso y en el Senado, que les darían más protagonismo, pero sobre todo les permitirían disponer de unos ingresos económicos que, de lo contrario, perdidos en el cafarnaúm del grupo mixto, no habrían tenido nunca. Todo a cambio de hacer presidenta del Congreso a Francina Armengol, que también se comprometió a que se podría hablar en catalán y en el resto de lenguas oficiales en el Estado español y que en seguida lo cumplió. A partir de ahí comenzó la negociación de verdad con el PSOE, ERC sin hacer ruido y JxCat con estridencia y proclamando que no habría investidura si no pagaba por adelantado.

Lo que plantea JxCat para resolver el conflicto político entre Catalunya y España el PSOE no lo acepta, no lo ha aceptado nunca y no lo........

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