A la ministra de sanidad, Mónica García, se le encendió la bombilla al escuchar la decisión que han tomado en el Reino Unido de prohibir que compren tabaco, de por vida, todas aquellas personas que hayan nacido a partir de 2009. Imagino a la señora García, sentada en su despacho, aburrida cual oveja en un prado sin hierba, echando de menos sus buenos tiempos de confrontación cuando se presentaba en el pleno del gobierno madrileño y le soltaba zascas diarios a Isabel Díaz Ayuso. ¡Qué tiempos aquellos! La ministra tiene una cartera, pero cada vez que la abre se queda impávida al descubrir las pocas políticas comunistas que pudiera aplicar con ella. ¡Sorpresa! Las comunidades autónomas tienen las competencias y hay que contar con ellas. El deseo de que vivamos en este planeta libre de humos es lícito, como lo es vivir en el Edén entre la paz, el amor y solo con personas buenas. Vamos, lo que viene conociéndose como el cielo. Quieren una sociedad libre de humos, pero solo del humo del tabaco, porque esta propuesta sería totalmente incongruente frente a una de las voluntades favoritas que hace tan solo un mes Sumar trasladó al gobierno: la posibilidad de despenalizar y regular la tenencia y consumo de marihuana ¿Se quiere prohibir fumar cigarrillos porque el humo es malo y el de la marihuana no? ¿Es que la marihuana es un “medicamento” que además se autoadministraría y no en las barras de las farmacias? Claro, la ociosa ministra, escucha el verbo prohibir y ve alucinaciones. Aplicación muy complicada porque cualquier prohibición choca contra nuestros derechos fundamentales. Dice que si somos capaces de llegar al corazón a través de una arteria por qué no vamos a poder cambiar una ley. Pero es que esa ley es para coartar las libertades del ciudadano que abriría la discriminación entre ciudadanos en función de su edad. Ejemplo: un joven de 18 años tendría prohibido comprar tabaco, pero su amigo de 19 sí lo podría hacer. O sea, que dos personas mayores de edad disfrutarían de libertades diferentes, de derechos dispares: algo que jamás podría tener cabida en nuestro ordenamiento jurídico. Las advertencias ya vienen desde los países donde Mónica copia ocurrencias. Nueva Zelanda, pionero en esta idea, se ha echado atrás de momento. La venta de tabaco genera una cantidad de ingresos que ahora resiente sus impuestos. Reino Unido ya empieza a ser advertida del peligroso mercado negro que surgirá por la compraventa de tabaco. Así pues, a la ministra ociosa se le funden tantas bombillas que le está quedando un despacho con muy pocas luces.

QOSHE - Pocas luces - Mariló Montero
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Pocas luces

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20.04.2024

A la ministra de sanidad, Mónica García, se le encendió la bombilla al escuchar la decisión que han tomado en el Reino Unido de prohibir que compren tabaco, de por vida, todas aquellas personas que hayan nacido a partir de 2009. Imagino a la señora García, sentada en su despacho, aburrida cual oveja en un prado sin hierba, echando de menos sus buenos tiempos de confrontación cuando se presentaba en el pleno del gobierno madrileño y le soltaba zascas diarios a Isabel Díaz Ayuso. ¡Qué tiempos aquellos! La ministra tiene una cartera, pero cada vez que la abre se queda impávida al descubrir las pocas políticas comunistas que pudiera........

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