Las campanas de la Navidad suenan en nuestro interior. Son las del amor, reconciliación, paz, familia, que se mezclan con el sonido de la cuchara sobre la botella de anís y los villancicos de zambomba y pandereta. Es esa Navidad que no conoce árboles de 45 metros de altura, adornados hasta la saciedad de luces y a su alrededor una música ensordecedora entre el ir y venir de gente deseosa de consumir. El imperio de la luz reina en las calles y se va extendiendo hasta hacer que nos sintamos felices con tanto clamor.

Entonces nos preguntamos si en nosotros habita la luz de la Navidad o debemos absorber la que nos rodea y que poco a poco vaya calando en nuestro interior para que celebremos el invierno olvidando el frío. Ese frío que va creciendo en el corazón y nos mantiene, en el fondo, alejados de la luz; de una luz auténtica que nos invita a compartir, a condenar la violencia buscando la esperanza de construir un mundo mejor donde el hombre alcance la paz, olvidando el egoísmo y el ego abrasador que consume conciencias, destruyendo la convivencia.

Cuántas veces a lo largo del año obviamos el mensaje de la Navidad para recuperarlo cuando se acerca el día 25 de diciembre y hablamos de la subida de precios, de las comidas de empresa o de la reunión familiar, que a veces se nos presenta como una carga añadida. Diciembre nos visita como un reto para saldar una situación de estrés; y una vez pasadas las fiestas nos relajeamos en el gimnasio para perder peso.

En saco roto queda el valor de la Navidad, la familia reunida que celebra el nacimiento del Hijo de Dios y recuerda a los que ya no están. Aquéllos que nos dieron su amor y compañía. Su voz queda en nuestros corazones, alimentando la llama que nos une en torno a estas fechas cuando brilla la estrella de Oriente que condujo a los Reyes Magos hasta el portal de Belén. Que la paz siempre reine en nuestras vidas y llegue para frenar el estruendo de los misiles, el sueño roto de los niños, que las lágrimas y la sangre dejen de brotar. El horror llega vestido de guerra en Ucrania y en Oriente Medio segando vidas y sembrando odio. Los dirigentes de países se olvidan del bien de sus ciudadanos y piensan sólo en ellos, creando confrontaciones inútiles.

La violencia pretende adueñarse del mundo. Es hora de izar un canto de paz para que el hombre halle el camino del amor en esta Navidad.

QOSHE - Las campanas de Navidad - Paloma Fernández Gomá
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Las campanas de Navidad

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20.12.2023

Las campanas de la Navidad suenan en nuestro interior. Son las del amor, reconciliación, paz, familia, que se mezclan con el sonido de la cuchara sobre la botella de anís y los villancicos de zambomba y pandereta. Es esa Navidad que no conoce árboles de 45 metros de altura, adornados hasta la saciedad de luces y a su alrededor una música ensordecedora entre el ir y venir de gente deseosa de consumir. El imperio de la luz reina en las calles y se va extendiendo hasta hacer que nos sintamos felices con tanto clamor.

Entonces nos preguntamos si en nosotros habita la luz de la Navidad o........

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