14/11/2023 | 21:18

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Las tres famosas formas "artísticas" de persuasión de Aristóteles, ethos, pathos y logos, aparte de haberse convertido en un cliché, siguen apuntando a la raíz misma de la retórica. Para convencer hay que saber usar los argumentos y la emociones y, sobre todo, hay que ser atractivo en el escenario. Esta atracción tiene tres patas: saber de qué se habla, ser creíble y mostrar consideración con la audiencia.

El gobierno tiene hoy un tremendo problema de ethos detrás del atril. Saben de qué hablan, excepto Yolanda Díaz, ese volcán de simplezas, frases hechas, incongruencias y pompa verbal barata. Saben muy bien de qué hablan cuando recurren a sus expresiones totémicas como progresismo, justicia social o crispación, que es lo que el PSOE siempre dice que hay cuando le llevan la contraria con firmeza. Incluso buscan argumentos de apariencia sólida, como los ejemplos de amnistías nacionales y extranjeras que ofrecen en el preámbulo de la ley de amnistía, ejemplos que no aguantan un debate siquiera historicista.

La retórica del gobierno falla en los otros dos componentes del ethos.

La credibilidad en la comunicación del gobierno simplemente no existe. Apoyar una cosa y tres días después la contraria destruye la confianza en el orador. Si además se ha hecho con la frecuencia que lo ha hecho Pedro Sánchez, con la convocatoria de elecciones, los pactos de gobierno, la rebelión, los indultos y, ahora, la amnistía, la ausencia de confianza se transmuta en desprecio o al menos en hilaridad. El PP también tuvo que cambiar de opinión cuando llegó al gobierno en 2012: subió impuestos cuando decía que los iba a bajar. Esto les creó un problema de credibilidad, pero al menos tenían un argumento para defender su cambio de posición, cual era que el déficit que se encontraron en los cajones era muy superior al esperado. Aunque fueran contra sus principios, aunque se perdieran votos, al menos le podían echar la culpa a otro con un argumento basado en cifras. La solución podría haber sido diferente, como reducir además el gasto público (aunque esto habría fastidiado las declaraciones de Cristóbal Montoro enorgulleciéndose de sus presupuestos "sociales"), pero el cambio de opinión estaba fundamentado en el interés común.

El gobierno hoy no puede echarle la culpa a nadie. Su cambio de posición en el asunto de la amnistía está fundamentado en el interés propio. El disfraz de la "convivencia", la "concordia" y la "superación de la grave crisis institucional, política y social" no resiste un pase de modelos de honestidad.

Y este cambio de posición vestido de palabras seráficas y etéreas, de la colección del PSOE de expresiones para titulares, destroza el tercer componente del ethos, la consideración de la audiencia. Tratar al público de ceporros es peor que no saber de qué se habla y que no ser creíble, porque les estás insultando. Hacerlo una vez cuela. Hacerlo varias veces solo le funciona al PSOE, al que de momento parece que quiere seguir votando al menos el 25% del electorado nacional a pesar de que la ministra portavoz asegure sin torcérsele el gesto que Sánchez "cumple su palabra".

Aristóteles decía que si triunfa la maldad es que la retórica está fallando, porque el bien siempre termina por imponerse cuando se dejan las cosas claras. Sánchez tiene muy claro su ethos. Hoy los demás, también.

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El ethos de Pedro Sánchez

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14.11.2023

14/11/2023 | 21:18

Las tres famosas formas "artísticas" de persuasión de Aristóteles, ethos, pathos y logos, aparte de haberse convertido en un cliché, siguen apuntando a la raíz misma de la retórica. Para convencer hay que saber usar los argumentos y la emociones y, sobre todo, hay que ser atractivo en el escenario. Esta atracción tiene tres patas: saber de qué se habla, ser creíble y mostrar consideración con la audiencia.

El gobierno tiene hoy un tremendo problema de ethos detrás del atril. Saben de qué hablan, excepto Yolanda Díaz, ese volcán de simplezas, frases hechas, incongruencias y pompa verbal barata. Saben muy bien de qué hablan cuando recurren a sus expresiones totémicas como progresismo, justicia social o crispación, que es lo que el PSOE siempre dice que hay cuando le llevan la contraria con firmeza. Incluso buscan argumentos de........

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