Pertenezco a una generación en la que, cuando alguien no se comía una rosca, solíamos decir aquello de: “Ligas menos que los gases nobles”, ya que estos son bastante reacios a combinarse. En política, encontrar un gas noble –y no solo por lo de “noble”– es bastante difícil, aunque si combinamos la política con las ciudades, podríamos llegar a la conclusión de que Granada y los gases nobles formarían una pareja imbatible.

Me explico: el peso específico de nuestra tierra en el panorama político nacional y autonómico nos asemeja al más noble de los gases nobles, al 0 a la izquierda de las matemáticas, a la nada con sifón, o a ese concejal de Cuenca despistado en Madrid. Granada no pinta nada en aquellos lugares donde se toman las decisiones que luego se traducen en poder y dinero, y eso llevamos pagándolo desde hace décadas.

Cuando nos preguntamos como es posible que hayamos llegado los últimos a las autovías estratégicas, al AVE, a un puerto de interés del Estado sin ferrocarril, a cualquier sede de organismos nacionales o autonómicos, o a un aeropuerto decente, tenemos que buscar la respuesta en el escasísimo peso político que Granada tiene en España y Andalucía.

Nuestras principales formaciones políticas hace ya mucho tiempo que han optado por agradar a sus barandas madrileños y sevillanos, antes que por representar, como Dios manda, a quienes les votamos para que defienden a esta tierra, por encima de las siglas políticas a las que dicen representar.

Desde hace años, tanto PP como PSOE, mantienen en Granada unos liderazgos impropios de nuestras necesidades. Es cierto que al no ser molestos con sus jefes sevillanos y madrileños, se garantizan larga vida orgánica e institucional, pero también lo es que esa irrelevancia política se traduce en el inexorable declive de una provincia que no merece ser representada por quienes han demostrado, y están demostrando, ser perfectamente prescindibles.

Sería inacabable el listado de despropósitos que unos y otros han consentido, aunque el penúltimo es de sobresaliente cum laude, porque no me negarán que después de veinte años de defender el soterramiento del tren a su llegada a la ciudad, que el PSOE trague ahora con lo contrario, Óscar Puente mediante, no tiene un pase… Y mientras tanto en la Torre de la Pólvora debatiendo si son galgos, o son podencos.

QOSHE - Granada y los gases nobles - Agustín Martínez
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Granada y los gases nobles

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02.02.2024

Pertenezco a una generación en la que, cuando alguien no se comía una rosca, solíamos decir aquello de: “Ligas menos que los gases nobles”, ya que estos son bastante reacios a combinarse. En política, encontrar un gas noble –y no solo por lo de “noble”– es bastante difícil, aunque si combinamos la política con las ciudades, podríamos llegar a la conclusión de que Granada y los gases nobles formarían una pareja imbatible.

Me explico: el peso específico de nuestra tierra en el panorama político nacional y autonómico nos asemeja al más noble de los gases nobles, al 0 a........

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