Mejor no pensar que los que no creen lo mismo que nosotros –o los fans de un rapero, de un influencer, o de un club, o los que no leen a Pessoa, pero sí libros de auto ayuda– están equivocados, manipulados u ofuscados. En las circunstancias actuales, oxidadas las herramientas que nos permitieron entender algunas cosas, arrasadas las ideologías de salvación, de revolución o de transformación por la pandemia, el cambio climático y la superpoblación del planeta, arrastrados todos por una corriente imparable, por ahora, de disfrute y de consumismo, sostener que uno sabe lo que hay que hacer para frenar la riada de destrucción que nos arrastra, parece un poco pretencioso, si no, estúpido. Este sermoncico, que ya va siendo tedioso, es solo para decir que aquí y ahora cada uno consuma sus días, antes de que se desvanezcan, como mejor le plazca. De los creyentes y de sus creencias no he de hablar. Sus pasatiempos son tan plausibles, o más, que los míos. Sí me interesa la crisis por la que pasa la Iglesia Católica, institución milenaria que ha logrado sobrevivir, pese a sus errores y horrores, aliada al poder y dueña ella misma de un extraordinario poderío económico, político y social. Entre los aciertos de la Iglesia, se encuentra el haber posibilitado que estudien muchos hijos de pobres en sus seminarios y conventos. No exagero si digo que esta institución es la inventora de las becas para los talentos de las clases humildes. Cumplía así lo que Erasmo había pedido a los ricos: que hicieran que los hijos listos de los pobres estudiaran. La iglesia no lo hacía desinteresadamente. Buscaba integrar en sus filas inteligencias naturales que se hubieran perdido de no haber sido descubiertas por sus cazatalentos. En épocas de hambre o de escasez, seminarios e internados se llenaron de niños. En mi colegio seminario, en Almagro, en los 50, estudiamos más de mil niños. Ahora, el Papa ha convocado en Roma a los obispos españoles para tratar la crisis de vocaciones. El número de seminaristas ha disminuido alarmantemente. No son más de mil en toda España. Pronto, auguro, veremos a los sacerdotes liberados del celibato y a las mujeres de curas. Esto es muy bueno, ellas impondrán un poco de orden en el caos y los casos de abusos sexuales en colegios y seminarios, espero, descenderán notablemente.

QOSHE - Mujeres curas, sacerdotes casados - Pablo Alcázar
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Mujeres curas, sacerdotes casados

106 0
09.11.2023

Mejor no pensar que los que no creen lo mismo que nosotros –o los fans de un rapero, de un influencer, o de un club, o los que no leen a Pessoa, pero sí libros de auto ayuda– están equivocados, manipulados u ofuscados. En las circunstancias actuales, oxidadas las herramientas que nos permitieron entender algunas cosas, arrasadas las ideologías de salvación, de revolución o de transformación por la pandemia, el cambio climático y la superpoblación del planeta, arrastrados todos por una corriente imparable, por ahora, de disfrute y de consumismo, sostener que uno........

© Granada Hoy


Get it on Google Play