Aunque el PNV se mantiene como primera fuerza política del País Vasco, y podrá formar gobierno si cuenta con el apoyo del PSE-PSOE, ha sufrido un duro castigo y ha visto cómo EH Bildu acortaba distancias y conseguía el mismo número de escaños.
El fuerte ascenso de la formación heredera de ETA resulta lamentable, pues supone una evolución inquietante desde el punto de vista de la estabilidad política y de los valores constitucionales.
Con algo más del 35% de los votos, frente al 32,5% de EH Bildu, el PNV continúa siendo el partido más votado, pero tiene que encajar el varapalo al pasar de 31 escaños en 2020 a 27. La falta de impulso del nuevo candidato y los problemas de gestión en cuestiones como la sanidad han podido lastrar el resultado de los peneuvistas. Bildu, en cambio, se ha beneficiado de los pactos con el Gobierno de Pedro Sánchez para blanquear su pasado y parece haberle funcionado la estrategia de dejar en segundo plano el independentismo y presentar un rostro aparentemente más comedido, a pesar de que no es capaz de desprenderse de la herencia del terrorismo ni tiene la voluntad de hacerlo, como quedó claro con las declaraciones de Otxandiano sobre ETA en la última semana de campaña. Probablemente ha captado buena parte de los votos de la extrema izquierda no nacionalista, pues Podemos-IU ha perdido sus 6 escaños y se queda fuera del Parlamento, aunque sí consigue un diputado Sumar. Ganan escaños tanto el PSE-PSOE, dos, como el PP, uno, y Vox mantiene el que tenía. La fórmula de gobierno más probable será una repetición de la coalición entre el PNV y los socialistas, pero no cabe ignorar que el avance electoral del radicalismo abertzale supone una amenaza tanto para las fuerzas moderadas en el País Vasco como para el constitucionalismo en el conjunto de España. Los próximos cuatro años serán decisivos para conjurarla.
Elecciones en el País Vasco: El inquietante ascenso de Bildu
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22.04.2024
Aunque el PNV se mantiene como primera fuerza política del País Vasco, y podrá formar gobierno si cuenta con el apoyo del PSE-PSOE, ha sufrido un duro castigo y ha visto cómo EH Bildu acortaba distancias y conseguía el mismo número de escaños.
El fuerte ascenso de la formación heredera de ETA resulta lamentable, pues supone una evolución inquietante desde el punto de vista de la estabilidad política y de los valores constitucionales.
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