Cata que amanece! Madrugar no es un traje a medida de todo el mundo. Para muchas personas supone el lance más apretado del día. Abandonar los dulces sueños. Disponerse a mirar cara a cara la realidad, con los ojos bien abiertos.

De repente, en medio del descanso, de la dicha que proporciona la pérdida de la conciencia, en el único universo donde todo es posible, irrumpe el canto, siempre destemplado, del despertador. Y la música más dulce suena, en ese súbito drama, como una marcha fúnebre hasta que el agua fresca roza los tibios ojos o la nariz busca, desorientada, el aroma al café del despertar.

Pero, levantarse temprano también puede resultar tremendamente placentero. Así lo manifiesta en las albadas y alboradas de la lírica medieval la muchacha que espera ansiosa la llegada de la aurora para recibir a su amante o que lo despide apresuradamente, tras la noche apasionada, para evitar que la luz descubra su idilio.

El vecindario está en silencio. Desenrollo la esterilla de yoga y me tumbo en ella sobre la espalda. Noto el peso de mi cuerpo sobre el suelo y comienzo la sesión con una respiración profunda.

Son las seis de la mañana. Podría haber dormido un ratito más, haber ignorado al pertinaz gallo. Pero no lo he hecho porque solo así he ganado algo tan valioso para la breve vida humana como es el tiempo.

"Vete, alma mía, / más tarde no esperes, / no descubra el día / los nuestros placeres. / Cata que los gallos / según me parece, / dicen que amanece".

Estela Puyuelo es poeta y profesora de Lengua castellana y Literatura

QOSHE - ¡Ya cantan los gallos! - Estela Puyuelo
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¡Ya cantan los gallos!

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25.01.2024

Cata que amanece! Madrugar no es un traje a medida de todo el mundo. Para muchas personas supone el lance más apretado del día. Abandonar los dulces sueños. Disponerse a mirar cara a cara la realidad, con los ojos bien abiertos.

De repente, en medio del descanso, de la dicha que proporciona la pérdida de la conciencia, en el único universo donde todo es posible, irrumpe el canto, siempre........

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