El friegaplatos y la vocación
Ana Sanz cursaba ya COU -2º de Bachillerato en nuestros días- y aún no sabía a qué dedicarse. Pronto haría la selectividad y ante sí se abría un inhóspito mar de incógnitas. "¿Me dedicaré al Derecho? ¡Si no me gusta!", pensaba, rechazando una opción tras otra. Un día de primavera, cuando ya se acercaban los exámenes finales, una de sus mejores amigas recabó su ayuda: "¡Necesito tu habilidad con las palabras! ¡Me........
© Heraldo de Aragón
visit website