Enrique Sánchez de León es uno de los personajes extremeños que más vivencias ha ido acumulando en su dilatada vida (n. Badajoz, 1935). Ese cúmulo de circunstancias, ocasionales unas; voluntariamente asumidas, otras, y singularísimas muchas de ellas, configuran la atalaya existencial que le permiten muy personales percepciones sobre acontecimientos y protagonistas de nuestra historia contemporánea. Son las que nutren este atractivo volumen, cuyo largo medio millar de páginas nos aproximan a un hombre polifacético, comprometido y con innegable vena literaria, a la vez que ofrecen muy especiales apuntes de cuanto le ha tocado vivir.

Como niño rural, bachiller pacense, falangista juvenil, universitario madrileño, funcionario, diputado en cortes, político reformista, delegado del Gobierno, director de grandes empresas, ministro con Suárez, fundador de asociaciones, abogado en su propio bufete …, él mismo se reconoce “cateto de pueblo”, joséantoniano, afectivo, inconformista, sensible, pragmático, antipopulista, estudioso, trabajador, polemista y un punto altanero. Aunque, por encima de todo, lo caracterice su indefectible amor hacia Extremadura, comunidad que tan bien conoce y cuyas seculares carencias le conmocionan tanto como la comprobada incapacidad de nuestros políticos para solventarlas.

Él se dice profundamente afectado por sus vivencias infantiles en Campillo de Llerena, donde la madre ejercía como maestra. Un pueblo pobre, que considera el suyo, en el que izquierdas, primero, y franquistas después, desencadenaron terribles represiones contra los adversarios ideológicos. También en Badajoz, donde se hará bachiller, resonaban aún los trágicos avatares de su plaza de toros. Aquí se afilia al Frente de Juventudes, se adhiere al caudillismo dominante e inicia los estudios de Derecho que finalizará en Madrid. Con veinte y pocos años, gana las oposiciones a inspector de trabajo, carrera que le permite un hondo conocimiento de los asuntos laborales, profundizándolos como delegado del Ministerio de Seguridad Social en Orense, Málaga y Guipúzcoa. Son sabrosísimas las anécdotas que refiere de aquellas labores, así como los análisis sociopolíticos de cada momento. Los incrementará con el ejercicio de secretario general del Ministerio de Trabajo y delegado en Madrid del Ministerio de Educación. Añádase también que ha sido director de la Mutualidad Laboral de Transporte, así como de Asistencia y Atención Sanitaria; director general de Política Interior, secretario general de Bankunión y presidente de CAMPSA para comprender el cúmulo de experiencias vividas. El cénit lo alcanzará como Ministro de Sanidad y Seguridad Social, desempeñándose con éxito, no siempre reconocido.

De todo ello se va dando las oportunas referencias en esta autobiografía, que se completarán cuando aparezcan las Conversaciones mantenidas con Juan Sánchez González, profesor de la UEX.

Capítulos sobresalientes de la obra son los dedicados al análisis de cómo se produjo el harakiri de las cortes franquistas; las tensiones y enfrentamientos en la UCD, que darán al traste con el liderazgo de Suárez y, más que ninguno, a la historia de AREX, el prometedor partido regionalista. Enrique Sánchez defiende con rotundidad una tesis, argumentándola de modo reiterativo: la transición de la dictadura franquista a la democracia constitucional se hizo desde dentro del régimen mismo, realizada voluntariamente por sus propios responsables (él, entre ellos), dirigidos por Suárez (quienes, desde luego, no ignoraron las demandas sociales de apertura) y la anuencia de los partidos de izquierda (los comunistas de Santiago Carrillo, con el tardío apoyo del PSOE). Los historiadores han venido silenciando esta realidad, que para el ensayista resulta insoslayable.

Podrá discutir el lector los razonamientos presentados, pero no desconocer el peso de los mismos y, sobre todo, deleitarse con los múltiples retratos (simples esbozos e incluso caricaturas, unos; perfectas fotografías psicológicas, otros) de tantos personajes como van apareciendo en esta crónica generacional. Seguramente los más atractivos para nosotros son la pléyade de extremeños, bien identificados, con los que Sánchez de León ha mantenido relaciones más o menos amistosas. Aquellos cuya conducta lo agraviaron (políticos, periodistas, sindicalistas) reciben puyas inmisericordes. Y, si bien puede parecer en ocasione presuntuoso, no se corta al referir las múltiples consecuciones que para Extremadura y su gente alcanzó a lograr merced a los distintos mandatos ejercidos. Por último, tampoco se pueden ignorar las duras acusaciones que en las páginas finales manifiesta contra el PSOE extremeño y sus principales dirigentes.

El libro reproduce, según demanda el relato, numerosos documentos que Sánchez de León conserva en su bien administrado archivo. Algunas erratas se deslizan al evocar apellidos o títulos (que, por lo demás, se citan sin complementarlos bibliográficamente).

Ramón Tamames suscribe un sugestivo prólogo.

Tan interesante obra puede complementarse bien con la de Feliciano Correa Gamero, La transición política. Antecedentes históricos y conflictos en Extremadura (Badajoz, Fundación CB, 2023).

Enrique Sánchez de León, Esos impertinentes reformistas de la Transición. Memoria de mi generación. Córdoba, Almuzara, 2023.

QOSHE -                                    REFORMISTAS CAÍDOS POR ESPAÑA - Manuel Pecellín
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

                                   REFORMISTAS CAÍDOS POR ESPAÑA

6 0
03.02.2024

Enrique Sánchez de León es uno de los personajes extremeños que más vivencias ha ido acumulando en su dilatada vida (n. Badajoz, 1935). Ese cúmulo de circunstancias, ocasionales unas; voluntariamente asumidas, otras, y singularísimas muchas de ellas, configuran la atalaya existencial que le permiten muy personales percepciones sobre acontecimientos y protagonistas de nuestra historia contemporánea. Son las que nutren este atractivo volumen, cuyo largo medio millar de páginas nos aproximan a un hombre polifacético, comprometido y con innegable vena literaria, a la vez que ofrecen muy especiales apuntes de cuanto le ha tocado vivir.

Como niño rural, bachiller pacense, falangista juvenil, universitario madrileño, funcionario, diputado en cortes, político reformista, delegado del Gobierno, director de grandes empresas, ministro con Suárez, fundador de asociaciones, abogado en su propio bufete …, él mismo se reconoce “cateto de pueblo”, joséantoniano, afectivo, inconformista, sensible, pragmático, antipopulista, estudioso, trabajador, polemista y un punto altanero. Aunque, por encima de todo, lo caracterice su indefectible amor hacia Extremadura, comunidad que tan bien conoce y cuyas seculares carencias le conmocionan tanto como la comprobada incapacidad de nuestros políticos para solventarlas.

Él se dice profundamente........

© HOY


Get it on Google Play