El 28 de marzo de 1914, dos meses antes de que estallara la I Guerra Mundial, comenzaba su andadura en Jerez de los Caballeros un humilde, pero belicoso semanario. Su director, José Méndez Caballo, se presentaría así con ocasión de la polémica mantenida frente al periódico La Verdad”: “Soy un obrero corchotaponero. Ningún título nobiliario, ninguna de esas grandezas de oropel, conque los hombres cubren su deleznable pequeñez, estimo más que ese título, el de obrero, que tanto honra y del que estoy tan orgulloso” (nº 19). Recluido desde la infancia en el taller, autodidacta, miembro del partido republicano, presidente de la Sociedad Obrera del corcho, concejal durante varios lustros, Méndez gustaba firmar sus combativas colaboraciones como “fray Garrote”.

El Clamor Jerezano se declaraba ya en la primera de su nº 1 antimonárquico, anticlerical, autonomista y revolucionario (“estamos convencidos de que solo un hecho de fuerza restablecerá la legalidad vilmente atropellado por un pretoriano traidor”). Desde esta óptica, las páginas analizan y denuncian lo que ocurre sobre todo en Jerez y su comarca, sin perder vista el país y aun Europa. Su valor como espejo de la sociedad de la época es incalculable.

Pero esta voz impresa de los trabajadores había quedado sumida en silencio casi absoluto. Por fortuna, Feliciano Correa, cronista de su ciudad, la ha rescatado (al menos, parcialmente) merced a un concurso favorable de factores, que él mismo describe en los preámbulos de esta edición facsímil, por él impulsada y conseguida con ayuda de la Diputación provincial.

Son cuarenta los números que de este periódico ha podido rescatar, publicados desde la fecha arriba indicada hasta el 26-XII-1914, cuando debió suspenderse, no sin haberse ganado la enemiga de las fuerzas locales reaccionarias.

Por referencias en otros medios (Correo de la mañana), pudo reaparecer a principios de 1917, pero hasta ahora el doctor Correas no ha conseguido localizar ejemplares de una segunda etapa. Muy de agradecer son sus esfuerzos hasta conseguir que la reedición de los primeros 40 se haya logrado con tanta pulcritud, superadas hábilmente las humedades y otras lacras caídas sobre el papel del tabloide. Más aún, ha ido intercalando estudios, impresos a color, para contextualizar y ofrecer explicaciones sobre los hechos, protagonistas y redactores de cada entrega. Los muchos conocimientos y la excelente prosa del historiador y académico Correa duplican el atractivo del volumen.

De singular interés nos parecen los numerosos artículos contra los caciques de la localidad, a menudo citados con nombre y apellidos, que al editor le recuerdan atinadamente los que por entonces escribía Felipe Trigo. Y conmovedores resultan tantos otros donde se resaltan el hambre y las carencias sin fin que sufren las clases humildes.

La celebración del 1º de Mayo, los vivas a la Revolución mejicana, la defensa del matrimonio civil o las demandas de justicia social son tan rotundas como los muy frecuentes “garrotazos” contra el clero.

Se publican cálidos homenajes a figuras hacia cuyas actividades e ideología se siente próxima la dirección: Castelar, Pi y Margall, Salmerón, Lerroux, el socialista francés J. Jaurés o F. Ferrer (más Clemente García, el joven carbonero fusilado junto al último en Montjuich). Son constantes las imprecaciones contra la guerra de Marruecos y, sobre todo, la forma de alistar a los soldados (los ricos no iban), declarándose francófilo frente a los germanófilos de la I Guerra Mundial. Hasta se recoge una rotunda protesta por la expulsión de Unamuno del Rectorado salmantino (nº 30).

En la sección de “plumas maestras” se reproducen textos de Víctor Hugo, Álvaro de Albornoz, Alfredo Caderón, Curros Enríquez y la célebre anarquista Belén Sárraga, entre otros. De las extremeñas, la más repetida es la de J. Ramírez L. Uria, cuya obra Las Tierras reeditaron F. Correa y J. Márquez Franco en 1993, con prólogo de Ricardo Senabre. Fue el nº 1 de la colección “Libretillas Jerezanas”, de la que El Clamor Jarezano hace ahora el nº 16.

Por último, resulta muy llamativa la cantidad de anuncios locales (comercios, cervecerías, fábricas, talleres, almacenes embutidos, películas e incluso limpiabotas jerezanos), que llenan siempre la página última.

Los Índices onomástico y toponímico añadidos son extraordinariamente útiles.

Feliciano Correa Gamero, El Clamor Jerezano. Semanario Republicano. Rescate del periódico, estudios, comentarios y edición. Badajoz, Tecnigraf, 2023, 2ª.

QOSHE - PRENSA OBRERA EN JEREZ - Manuel Pecellín
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PRENSA OBRERA EN JEREZ

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02.03.2024

El 28 de marzo de 1914, dos meses antes de que estallara la I Guerra Mundial, comenzaba su andadura en Jerez de los Caballeros un humilde, pero belicoso semanario. Su director, José Méndez Caballo, se presentaría así con ocasión de la polémica mantenida frente al periódico La Verdad”: “Soy un obrero corchotaponero. Ningún título nobiliario, ninguna de esas grandezas de oropel, conque los hombres cubren su deleznable pequeñez, estimo más que ese título, el de obrero, que tanto honra y del que estoy tan orgulloso” (nº 19). Recluido desde la infancia en el taller, autodidacta, miembro del partido republicano, presidente de la Sociedad Obrera del corcho, concejal durante varios lustros, Méndez gustaba firmar sus combativas colaboraciones como “fray Garrote”.

El Clamor Jerezano se declaraba ya en la primera de su nº 1 antimonárquico, anticlerical, autonomista y revolucionario (“estamos convencidos de que solo un hecho de fuerza restablecerá la legalidad vilmente atropellado por un pretoriano traidor”). Desde esta óptica, las páginas analizan y denuncian lo que ocurre sobre todo en Jerez y su comarca, sin perder........

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