Quizás estoy melancólica por las fechas en las que estamos, tal vez sean las luces de navidad las que me están derritiendo las retinas afectando a mi sensibilidad o puede que la culpa sea de mis vecinos de arriba que no son capaces de hablar en un tono normal ni conocen el sistema climalit en las ventanas: me tienen al tanto de sus miserias, sus hábitos y de la lista de la compra que le gritan a Alexa. Estoy a punto de regalarle a los tres hijos un campamento de quince días para las próximas vacaciones y un spa a los padres, pobrecitos.

Sin tener nada que ver con mis vecinos, contaros que hay una frase que se me quedó grabada de una serie de televisión: –todos somos asesinos, sólo hay que encontrar a la persona adecuada–. Esta afirmación tan perturbadora me hizo pensar en el bien y el mal; sí, en el puente de la semana pasada tuve mucho tiempo libre. ¿Por qué crees que casi todos los antiguos pensadores famosos eran de clase media-alta? No tenían que trabajar, disfrutaban de recursos y de tiempo, no era de su incumbencia el cuidado de la prole y por supuesto no eran los que cosechaban la tierra ni los que ordeñaban las vacas para tener leche fresca con la que hacer la bechamel de sus platos más exquisitos.

Pues un ilustrado como Hobbes decía allá por el siglo XVI que el ser humano es malo por naturaleza, en cambio Rousseau dos siglos más tarde suelta que el hombre es bueno, que es la sociedad la que lo corrompe. En este punto se unieron más cabezas pensantes para echar al caldero posturas que incluyeran ambas opiniones: tenemos la capacidad de hacer tanto el bien como el mal.

Yo no sabría qué decir: quiero creer en la bondad humana pero cada día nos lo ponen más difícil. Me gustaría preguntarle esto a un funcionario de prisiones, a un redactor de noticias y a un investigador criminal: ¿creerán ellos que el hombre es bueno por naturaleza?

No se pueden ver las noticias ni encender la radio sin que te suban las pulsaciones por la ansiedad, le han puesto alarma al aceite de oliva en el súper, andamos en manga corta por la calle en pleno diciembre y acabo de acordarme de que pronto será mi cumpleaños: ahora todo me cuadra, la típica crisis existencial de cada año.

La delgada línea que separa nuestra maltrecha cordura de una locura palpitante está a punto de desquebrajarse, cogida con pinzas de plástico malo, esas que se rompen tras un mes de sol en el poyete del balcón. El desasosiego nos define, el hastío nos delata, el corazón se acelera y las ganas de salir corriendo cada vez son más sensatas.

Me permito estas reflexiones porque las patatas que me como con huevos y habichuelas no las tengo que sacar de la tierra, si no otro gallo cantaría, ese que lidera el corral en el que las gallinas son las que ponen los huevos. Quizás ese sea el problema: debemos dejar a las gallinas que lideren, seguramente lo harían mucho mejor, o por lo menos no tan mal: así que menos huevos y más bondad. No dejes que la vida te supere. ¡Feliz jueves!

QOSHE - Gallina reina - Ana Santos
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Gallina reina

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14.12.2023

Quizás estoy melancólica por las fechas en las que estamos, tal vez sean las luces de navidad las que me están derritiendo las retinas afectando a mi sensibilidad o puede que la culpa sea de mis vecinos de arriba que no son capaces de hablar en un tono normal ni conocen el sistema climalit en las ventanas: me tienen al tanto de sus miserias, sus hábitos y de la lista de la compra que le gritan a Alexa. Estoy a punto de regalarle a los tres hijos un campamento de quince días para las próximas vacaciones y un spa a los padres, pobrecitos.

Sin tener nada que ver con mis vecinos, contaros que hay una frase que se me quedó grabada de una serie de televisión: –todos somos asesinos, sólo hay que encontrar a la persona adecuada–. Esta........

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