Recuerdan a ese mito llamado Michael Jordan, ¿verdad? En el primer partido de la final de la NBA del 92 contra los Blazers el ‘23’ se enfrentaba a un Drexler que ese curso, según los expertos, casi le arrebata el MVP. Eso cabreó ‘un poquito’ a la leyenda (que necesitaba poco para automotivar su extrema mentalidad ganadora) y, sólo en el primer tiempo, el angelito consiguió 35 puntos con seis triples. Tras uno de ellos se giró hacia los presentes encogiéndose de hombros en lo que quedó para la historia como uno de sus momentos más emblemáticos de siempre. Se conocería como el ‘shrug game’.

Después de los golazos que está metiendo Domínguez día sí y día también (hace bien poquito hasta marcó uno de medio campo este hombre), de la racha y el juego del Decano que ilusionan ya hasta a los más escépticos y con las buenas vibraciones que se notan en la ciudad y en puntos elegidos de la provincia -porque eso se palpa como se palpa cuando la cosa va torcida- muchos estamos también así, encogiéndonos de hombros mirándonos entre nosotros diciéndonos “¿Pero qué pasa aquí? ¿Esto qué es? ¿Qué hacemos ahora?”.

Seguro que podemos hacer de todo menos sacar pecho porque, en esos casos, el porrazo posterior suele ser morrocotudo. Eso sí, tampoco es delito disfrutar aunque sea con toda la mesura del mundo. Yo espero, de corazón, seguir gozando como en las grandes ocasiones con un ambientazo contra una ciudad y afición hermanas. Muchos blanquiverdes y albiazules han intercambiado viajes al Arcángel, al Colombino y a otros muchos lugares animándose unos a otros para conseguir diversos objetivos. También desde allí ayudaron con Líberos del Decano cuando más los necesitábamos. Ojalá ver el coliseo del Odiel a reventar y, otra vez, con ‘Tu Leyenda’ resonando hasta en la tierra de Julio Romero. Mis grandísimos amigos cordobeses demostraron, siempre, un cariño especial hacia Huelva y hacia el Decano; por eso nosotros, sus colegas choqueros, cantábamos junto a ellos con recíproca devoción aquello de ‘Soy cordobés…’, algo que seguiremos haciendo, por los siglos de los siglos, pase lo que pase el domingo o a final de curso. ¡Ay, Córdoba sultana…!