Define la RAE en su diccionario la palabra feria en su primera acepción como: Mercado de mayor importancia que el común, en paraje público y días señalados. Ya en la segunda acepción hace referencia a la fiesta que surge a partir de la anterior. Yo aquí vengo a referirme a una mezcla de las dos definiciones, y no es en referencia a la de farolillos y albero, sino a nuestra Feria del Libro (FLH). La semana pasada se anunció que se cambiaba la fecha de la misma pasando de abril a octubre. No sin polémica, con especial crítica de las editoriales de la provincia. Aunque el eje principal de la FLH lo componen el gremio de libreros y el Ayuntamiento, y son, al fin y al cabo, quienes toman las decisiones. Aquí sí, ahora no.

La mudanza en la fecha no debe causar preocupación alguna, no es obligatorio el vincularla a los alrededores del 23 de abril, del Día del Libro, que ya tiene entidad por sí misma. Además, abril es un mes bastante inestable en cuanto a lo meteorológico, lo mismo hace un calor abrasador que llueve sin contemplaciones, y el papel y el agua casan malamente. En Madrid se hace en junio, otros lugares en mayo y Sevilla, con la que nos emparejamos, en octubre. Lo que ya preocupa más es el que este cambio se haga sin mucha planificación, cuando ya se estaba planteando para abril, cuando muchos autores y autoras ya estaban en preaviso para acudir, y, de ahí la razonable queja, pues muchas editoriales onubenses habían programado sus publicaciones acorde a este calendario. Ahora se les quedan todas esas presentaciones compuestas y sin feria (por ahora). Sin embargo, lo realmente preocupante es esa sensación de que hay cosas que parecen que estorban. Parece que la FLH está porque queda feo que no esté, pero poco más. Porque no se puede dejar caer a la decana de las ferias del libro de Andalucía, pero sin darle esplendor a ese decanato. Es como un objeto viejo de la casa de la bisabuela que nos da pena tirar y que tampoco lo ponemos muy a la vista.

Cuando debería ser un emblema más dentro del panorama de actividades culturales de la ciudad, y ejercer asimismo de capitalidad (no olvidemos que acuden librerías de toda la provincia). Debería ser un festival, en su máxima extensión. Como el Festival de Cine Iberoamericano para el cine. Como el extinto Latitudes para la fotografía. Como el OCIb para la cultura iberoamericana. Un festival de la palabra, de los libros, de las librerías, de las editoriales, de los escritores y las escritoras, de lectores y lectoras. Una fiesta. Apuntamos a octubre, ojalá huela a feria.

QOSHE - Aquí no huele a feria - Manuel González Mairena
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Aquí no huele a feria

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09.04.2024

Define la RAE en su diccionario la palabra feria en su primera acepción como: Mercado de mayor importancia que el común, en paraje público y días señalados. Ya en la segunda acepción hace referencia a la fiesta que surge a partir de la anterior. Yo aquí vengo a referirme a una mezcla de las dos definiciones, y no es en referencia a la de farolillos y albero, sino a nuestra Feria del Libro (FLH). La semana pasada se anunció que se cambiaba la fecha de la misma pasando de abril a octubre. No sin polémica, con especial crítica de las editoriales de la provincia. Aunque el eje principal de la FLH lo componen el gremio de libreros y el........

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