Esta columna no es precisamente alegremente navideña, aunque quizás, por desgracia, sí es tristemente navideña. Hace unos días me estaba bajando del Metro en el intercambiador de Moncloa. Iba, como siempre, con prisa. Iba, como siempre, mirando el móvil. Iba, como siempre, con los cascos puestos. Iba, como siempre, intentando resolver asuntos de trabajo mientras caminaba. Lo cierto es que un hombre mayor me paró a la salida. Tarde unos segundos en reaccionar, tras un sentimiento relámpago primero de desconfianza, después de impaciencia por no poder continuar a toda prisa mi camino. Descarté ambos en otro instante. El anciano me estaba preguntando dónde se cogía su autobús. Le acababan de realizar una prueba en los ojos en el hospital, no veía bien y estaba muy desorientado. Calibré en otro microsegundo la información alojada en los estratos más superficiales de mi conciencia y le respondí que lo lamentaba, pero no sabía dónde se encontraba el autobús por el que me preguntaba. Seguí hacia el paso de cebra. Algo me inquietó, porque me di la vuelta. Estaba intentando infructuosamente parar a alguien más para que le ayudara. Nadie se paraba. Seguía solo y desorientado en las escaleras. Volví a acercarme y le indiqué cómo podía tomar el ascensor para dirigirse hacia las ventanillas de información donde seguro que podrían ayudarle. Me lo agradeció efusivamente. Retomé el camino hacia mi paso de cebra. Pero volví a girarme. Sería mejor acompañarle, pensé; ya era maldita hora de que lo hicieras, debí más bien haber pensado. Volví entonces por una segunda vez para ayudarle a encontrar el autobús. Se deshizo en agradecimientos. Casi tuve que llamar la atención a varias personas que le empujaban para pasar en las escaleras mecánicas, cuando él apenas podía andar sin perder el equilibrio. Finalmente llegamos a su autobús. Me fui a casa con un nudo en la garganta.

Podrás acceder antes a las noticias y navegar sin publicidad

QOSHE - Tiempos podridos - Clara Ramas San Miguel
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Tiempos podridos

11 0
14.12.2023

Esta columna no es precisamente alegremente navideña, aunque quizás, por desgracia, sí es tristemente navideña. Hace unos días me estaba bajando del Metro en el intercambiador de Moncloa. Iba, como siempre, con prisa. Iba, como siempre, mirando el móvil. Iba, como siempre, con los cascos puestos. Iba, como siempre, intentando resolver asuntos de trabajo mientras caminaba. Lo cierto es que un hombre mayor me paró a la salida. Tarde unos segundos en reaccionar, tras un sentimiento........

© infoLibre


Get it on Google Play