Que no, que no compensa ser ministro o ministra de Economía. Si eres un economista de perfil técnico en la cumbre del sector privado o en una institución europea, hay que tener muchas ganas de servir a tu país para que no te importe que te increpen por la calle aunque vayas con tus hijos de la mano. Puede pasar que pierdas un buen empleo, con un sueldo al alcance de unos pocos y, aunque quieras sacrificarte por la causa, cuando acabe la legislatura, que nadie sabe si serán dos o tres años, te encuentres con que tu hueco ya se ocupó, argumentan ex ministros y altos cargos entre una larga retahíla de inconvenientes.

Y es que el tema ya no es quién será el próximo o la próxima ministra de Economía sino que en cuanto hablas en ámbitos de poder político económico de posibles candidatos, salgan a colación las razones por las que fulanito o menganita no querría pillar la cartera con más lustre de un Gobierno ni loco. Los candidatos que se barajan no son políticos al uso, que aceptarían sin duda, sino solventes altos cargos.

Podría parecer un puesto codiciado en un país que ha crecido y seguirá haciéndolo por encima de las principales economías de la zona euro, pero se van sumando tantas piedras a la cartera que cualquiera diría que es más un caramelito envenenado que un honor para un economista de prestigio. El poder que se presumía a Calviño no lo tendrá su recambio.

Hay un punto de pudor, sobre todo en los nombres que corren -curioso que no estén circulando más opciones femeninas que la de María Jesús Montero o Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España-, y de evitar contribuir a que les usen para rellenar artículos. Es lógico que cuando sus colegas preguntan a David Vegara (Jefe de Riesgos y consejero ejecutivo del Sabadell), Ángel Uribe (Jefe de Estudios de la hedge found Citadel), José Manuel Campa (presidente de la Autoridad Bancaria Europea) o Maurici Lucena (presidente de AENA) si han recibido la llamada, ellos mismos se encarguen de rebajar las expectativas.

Otra cosa es que se queden con las ganas, porque ilusiona que suene tu nombre y que los amigos te digan que ofrecerte el cargo sería la mejor decisión de Pedro Sánchez. Hay razones que repiten invariablemente, ya sean cargos que han estado sentados en el Consejo de Ministros de la anterior legislatura, en la de Zapatero, o economistas próximos a los señalados sobre por qué ser titular de Economía resulta tan poco atractivo.

Podría parecer un puesto codiciado en un país que ha crecido por encima de las economías de la zona euro, pero se van sumando tantas piedras a la cartera que cualquiera diría que es más un caramelito envenenado que un honor para un economista de prestigio

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La cartera menos sexy del Gobierno

38 0
25.12.2023

Que no, que no compensa ser ministro o ministra de Economía. Si eres un economista de perfil técnico en la cumbre del sector privado o en una institución europea, hay que tener muchas ganas de servir a tu país para que no te importe que te increpen por la calle aunque vayas con tus hijos de la mano. Puede pasar que pierdas un buen empleo, con un sueldo al alcance de unos pocos y, aunque quieras sacrificarte por la causa, cuando acabe la legislatura, que nadie sabe si serán dos o tres años, te encuentres con que tu hueco ya se ocupó, argumentan ex ministros y altos cargos entre una larga retahíla de inconvenientes.

Y es que el tema ya no es quién será el próximo o la próxima........

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