El avance de la ultraderecha en el mundo está sacudiendo de manera transversal a buena parte de países y sociedades. De la mano de una calculada estrategia agresiva de odio y crispación, estas fuerzas, que amalgaman un abanico muy amplio de sectores de extrema derecha, neonazis, nostálgicos de regímenes fascistas y otros muchos grupos radicales, promueven sin pudor, entre otros disparates, un revisionismo histórico mediante la difusión interesada de falsedades y barbaridades esparcidas de manera continuada. Con ello tratan de avalar su oposición a los sistemas democráticos, impulsando su labor de obstrucción institucional y la reivindicación de autoritarismos dictatoriales de todo tipo.

Desde hace años, también en España, diferentes sectores de la extrema derecha apelan a una defensa del franquismo y del dictador Francisco Franco, mediante la falsa construcción de hechos y acontecimientos históricos para engrandecer la figura del Caudillo, ensalzando la política llevada a cabo por su régimen nacionalcatólico y desacreditando tanto la democracia que con tanto esfuerzo hemos construido como las políticas de recuperación de la memoria histórica que se vienen llevando a cabo.

A los nostálgicos del franquismo y el falangismo que han seguido teniendo una presencia relevante en determinadas fuerzas políticas e instituciones tras la muerte del dictador, en 1975, se ha añadido la emergencia de un partido ultraderechista que en su programa, en sus discursos y en sus actuaciones defiende abiertamente y sin complejos un franquismo rancio y la figura del Caudillo, reivindicando lo que para ellos fue la Santa Cruzada de la Guerra Civil, así como la victoria sobre las fuerzas republicanas, a las que todavía denominan despectivamente como «rojos».

A diferencia de lo que sucedió en Alemania, como muy bien explica el historiador Tony Judt en su magnífica obra Postguerra, donde se detalla todo el proceso de «desnazificación» llevado a cabo en Alemania tras el fin de la Segunda Guerra Mundial como una pieza clave para que el país y la sociedad avanzara, en España nunca fuimos capaces de afrontar de cara un franquismo que ha seguido presente y que ahora se reivindica mediante falsedades, como horizonte hacia el que despeñar a nuestra sociedad.

Se comprenderá, por tanto, la importancia de ayudar a conocer, documentar y comprender una etapa tan importante de nuestra historia sobre la que se sigue tratando de construir un retrato repleto de mentiras y falsedades. Es lo que ha hecho Carlos Barciela, catedrático de Historia Económica, prestigioso profesor emérito de la Universidad de Alicante y destacado investigador, en el libro que acaba de publicar en la editorial La catarata, con el irónico título de: «Con Franco vivíamos mejor. Pompa y circunstancia de cuarenta años de dictadura».

El trabajo del profesor Barciela, escrito de manera tan minuciosa como amena, es fruto de una larga y reconocida trayectoria investigadora sobre la historia de la economía española, dando como resultado una obra clara, meticulosa y exhaustiva, repleta de nombres, datos y referencias documentales extraordinariamente precisas que son poco habituales en libros de esta naturaleza, contraponiendo los discursos y la propaganda del régimen franquista (que ahora se trata de volver a rescatar) con el efecto real de estas políticas sobre la sociedad española y su economía. Y lo hace como si de una obra de mampostería se tratara, piedra a piedra, capítulo a capítulo, página a página, analizando con detalle tanto el franquismo y sus quimeras, como la figura del general Francisco Franco a través de las principales medidas desplegadas durante la dictadura tras la Guerra Civil, con ese lema simbólico pronunciado por el dictador en octubre de 1936: «Ni un español sin lumbre, ni un español sin pan».

El libro de Carlos Barciela desmonta, con tanta claridad como contundencia, los principales mitos económicos divulgados por el franquismo, difundidos por la propaganda del régimen a través de discursos oficiales repletos de tópicos y falsedades. Empezando por la propia figura del dictador, un militar inculto que rechazaba la lectura, aficionado al fútbol y las quinielas, a pescar, cazar y ver películas en el palacio del Pardo, el profesor Barciela explica con precisión la catástrofe económica y social que significó la dictadura, contraponiendo la propaganda del régimen con la realidad de un país que agonizaba en medio de una autarquía que sumía en el hambre y la miseria a amplios sectores de la población. Por el contrario, empresarios, terratenientes y latifundistas del régimen amasaban grandes fortunas y eludían incluso el pago de impuestos simbólicos, argumentando que para eso ganaron la Guerra.

Con multitud de deliciosas anécdotas, detallados acontecimientos y hechos desconocidos, algunos de los cuales explican con hilaridad el desastre que fue el franquismo, como el engaño que sufrió el régimen por un supuesto alquimista que ofreció inventar oro para la causa, Barciela explica cómo ni Franco creó la Seguridad Social, ni las viviendas de protección oficial, ni los pantanos, ni acabó con el paro ni evitó el hambre y la indigencia sobre buena parte de la población en la posguerra.

Como muy bien señala el autor en su trabajo, «la economía tiene sus reglas que no son el credo legionario» que Franco defendía y ahora reivindican sus defensores. Carlos Barciela, magnifico profesor e investigador y excelente persona, nos ofrece un libro tan oportuno como importante para comprender lo que fuimos y, también, lo que nunca debemos de volver a vivir.

QOSHE - Desmontando el franquismo - Carlos Gómez Gil
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Desmontando el franquismo

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21.01.2024

El avance de la ultraderecha en el mundo está sacudiendo de manera transversal a buena parte de países y sociedades. De la mano de una calculada estrategia agresiva de odio y crispación, estas fuerzas, que amalgaman un abanico muy amplio de sectores de extrema derecha, neonazis, nostálgicos de regímenes fascistas y otros muchos grupos radicales, promueven sin pudor, entre otros disparates, un revisionismo histórico mediante la difusión interesada de falsedades y barbaridades esparcidas de manera continuada. Con ello tratan de avalar su oposición a los sistemas democráticos, impulsando su labor de obstrucción institucional y la reivindicación de autoritarismos dictatoriales de todo tipo.

Desde hace años, también en España, diferentes sectores de la extrema derecha apelan a una defensa del franquismo y del dictador Francisco Franco, mediante la falsa construcción de hechos y acontecimientos históricos para engrandecer la figura del Caudillo, ensalzando la política llevada a cabo por su régimen nacionalcatólico y desacreditando tanto la democracia que con tanto esfuerzo hemos construido como las políticas de recuperación de la memoria histórica que se vienen llevando a cabo.

A los nostálgicos del franquismo y el falangismo que han seguido teniendo una presencia relevante en determinadas fuerzas políticas e instituciones tras la muerte del dictador, en 1975, se ha........

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