La sequía ha partido el mapa de España en dos. Empieza en los Pirineos gerundenses y baja en paralelo al Mediterráneo, en un recorrido que oscila entre los 50 y los 200 kilómetros desde el litoral, hasta llegar a la altura de Sevilla. Abarca una población de 20 millones y suma de la segunda a la octava provincia más poblada de España. Un 40% de turistas que llegan a España visitan las cuatro comunidades afectadas, alojándose en sus hoteles y urbanizaciones. En el litoral mediterráneo no solo se concentran algunos de los polígonos industriales más importantes del país, también sus huertas. Negocios todos que dependen del agua para producir, ya sea productos químicos como hortofrutícolas.

No es necesario replegarse a los tiempos bíblicos para saber que los periodos de sequía se repiten periódicamente y que un día, inesperado, empieza y no para de llover. Ocurrió en mayo de 2008, mes que cerró 18 meses sin apenas lluvias que sirvieron para invertir en plantas desalinizadoras que aliviaron la sequía de 2016 y 2017; pero, no la actual, cuyos registros van camino de batir récords históricos. Ducharse puede acabar siendo un lujo.

A la espera de que en primavera no pare de llover, han resurgido viejos debates sobre cómo anticipar, predecir y en qué invertir para evitar que se repita la situación actual en 2032. Con la desgracia, así ocurre en estas ocasiones, de que el debate político y localista sigue viciando las posibles soluciones frente a las apuestas de los técnicos. Y no es cuestión de dinero. Si España es capaz de seguir construyendo la segunda red de trenes de alta velocidad mayor del planeta tras la de China, con más razón es hora de que empiece a invertir en serio en sistemas hidráulicos que permitan solventar futuros episodios de sequía que el cambio climático puede acabar agudizando.

¿Hay que invertir en más desaladoras que permitan trasladar el agua de mar tratada al interior? ¿Hay que establecer sistemas de riego mucho más avanzados tecnológicamente que los actuales? ¿Hay que imitar las políticas hidráulicas que ha desarrollado Israel, país que produce más agua potable de la que consume, y que tenía en marcha un plan para abastecer a Jordania? ¿O hay que volver a reeditar los proyectos de trasvase hidráulico, desde Francia y desde otras cuencas?

El embalse de Mequinenza, situado antes de que el río Ebro llegue a Tarragona, está hoy a un 80% de capacidad. ¿Qué impide que, en situaciones de emergencia como las actuales, pueda existir un sistema de acueducto que permita trasladar una parte del agua embalsada a las zonas necesitadas? La ingeniería civil permite poder establecer autopistas de agua como en el pasado permitió establecer canales y construir pantanos.

Es una obligación urgir a los distintos colores políticos y a las distintas administraciones involucradas para que se pongan por una vez de acuerdo para buscar soluciones. A eso se le llama solidaridad interterritorial. El agua no tiene banderas ni logos políticos.

QOSHE - La sequía parte España en dos - Martí Saballs
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La sequía parte España en dos

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06.02.2024

La sequía ha partido el mapa de España en dos. Empieza en los Pirineos gerundenses y baja en paralelo al Mediterráneo, en un recorrido que oscila entre los 50 y los 200 kilómetros desde el litoral, hasta llegar a la altura de Sevilla. Abarca una población de 20 millones y suma de la segunda a la octava provincia más poblada de España. Un 40% de turistas que llegan a España visitan las cuatro comunidades afectadas, alojándose en sus hoteles y urbanizaciones. En el litoral mediterráneo no solo se concentran algunos de los polígonos industriales más importantes del país, también sus huertas. Negocios todos que dependen del agua para producir, ya sea productos químicos como hortofrutícolas.

No es necesario replegarse a los tiempos bíblicos para........

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