La Reforma Pensional que presentó el gobierno Petro y que está ad portas de ser aprobada en el Senado de la República expropia los ahorros de los colombianos que alcanzan la edad de pensión, pero no cumplen con los requisitos mínimos para obtenerla. También nos lleva a la pérdida total de la libertad al quitarnos nuestro derecho a elegir dónde cotizar y ahorrar. Muchos colombianos prefieren mantener sus ahorros en fondos privados debido a la confianza en su gestión y la posibilidad de obtener una mayor rentabilidad, y esto no debería ser anulado.

Desde mi posición en el Senado, he votado en contra de esta reforma, no porque considere que el sistema pensional actual sea perfecto, sino debido a la falta de un proceso adecuado de concertación y diálogo. Es esencial que el gobierno demuestre una voluntad genuina de escuchar a todas las partes involucradas antes de implementar cambios tan significativos en un tema tan sensible como las pensiones.

En este contexto, es fundamental abordar tres aspectos clave que considero deben ser discutidos en profundidad en el Senado. En primer lugar, es crucial revisar las reglas de juego del pilar semicontributivo. La propuesta actual plantea un esquema en el que aquellos que lleguen a la edad de pensión con al menos 300 semanas cotizadas, pero sin cumplir los requisitos mínimos, recibirán un ‘puchito’ mensual pagado por Colpensiones. Sobre este punto, es necesario que desde el Congreso de la República se garantice que todos los afiliados que se vean afectados por este pilar reciban intereses adecuados a sus ahorros, que no perjudiquen lo que hoy podrían recibir en un fondo privado.

En segundo lugar, si bien la reforma logra reducir en alguna medida los subsidios que hoy se entregan en Colpensiones a los pensionados de más altos ingresos, algo en lo que estoy completamente de acuerdo, no es la mejor solución a la insuficiencia de recursos que presenta el sistema pensional. Si todos los pensionados se encuentran en Colpensiones, el Estado deberá asumir un gran gasto en subsidios por estos tres primeros salarios mínimos. Una manera en la que esto se puede mejorar es que se modifique la manera en la que Colpensiones calcula las pensiones para que tenga en cuenta todos los salarios sobre los que cotiza una persona, no solo los que cotiza en Colpensiones.

Finalmente, es necesario retomar la discusión sobre el umbral, ya que este define la sostenibilidad del sistema pensional en las próximas décadas. En otras palabras, define cuántas reformas tributarias necesitarán pagar nuestros hijos y nietos por una equivocada decisión del Congreso de la República. Los colombianos deben juzgar a aquellos congresistas que han venido utilizando el umbral como un número de negociación, como un beneficio de corto plazo a costa de los ingresos de las generaciones futuras.

Los colombianos merecen un sistema justo y equitativo que resguarde sus ahorros y garantice una vejez digna para todos, no que un gobierno, con intereses ocultos y sin voluntad para concertar, restrinja las libertades de los colombianos para abrir paso a propuestas populistas.