Ningún entrenador en el mundo escapa a la dictadura de los resultados. Solo en Colombia hay tolerancia extrema con ellos, cuando dirigen las selecciones, lo que resume la poca importancia que se le da a la competencia.

Esta vez, como tantas otras en el pasado, ante las derrotas, nada pasa.

QUIENES NO APRENDEN… NO ENSEÑAN

En el fútbol colombiano en tiempos recientes, las grandes victorias han sido de las mujeres, con resistencia para admitirlo por parte de un sector de los dirigentes y los aficionados.

En contraste, el fracaso de la selección masculina pre-olímpica, con indiferencia de los poderes dominantes, sin la autocrítica de los técnicos atornillados en sus cargos, con la burguesía de los futbolistas sin vergüenza en sus declaraciones, respaldando a sus jefes.

Voluntades dispersas las de estos chicos sobrevalorados, sin la óptima dirección de los entrenadores a quienes acostumbraron a premiarlos con continuidad en los fracasos.

Hay condescendencia con las derrotas, como si fueran solo trámite. Antes de los torneos, las pretenciosas promesas de triunfo de los futbolistas con ego arrebatado, ensalzados por periodistas títeres del sistema o de los empresarios que los representan.

Al regreso, eliminados, las justificaciones insulsas de quienes asumen el papel de víctimas, argumentando razones sin peso mientras los dioses del comentario señalan responsables por broncas.

Una gran conclusión es que a los chicos los deben preparar los técnicos mayores, veteranos, con amplia experiencia. Los conocedores de triunfos y derrotas, académicos y formadores que conocieron los vestuarios como futbolistas. Los técnicos con historia y no los inexpertos que quieren formarse a la par con los futbolistas, que aprendieron sobre papeles y pizarrones, sin golpear con destreza la pelota. No son maestros, son compinches.

Las selecciones deben conformarse con los mejores y no con los recomendados. Los futbolistas apadrinados fueron siempre un perjuicio frente a los talentosos.

Los jóvenes se distraen fácilmente, por los suculentos contratos que les plantean sus empresarios, el poco apego a las responsabilidades, la indiferencia frente a las derrotas, su exagerado individualismo y, especialmente, porque viven en las burbujas de la fama, con la mente en otras partes.

QOSHE - De fracaso en fracaso y nada pasa - Esteban Jaramillo
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De fracaso en fracaso y nada pasa

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02.02.2024

Ningún entrenador en el mundo escapa a la dictadura de los resultados. Solo en Colombia hay tolerancia extrema con ellos, cuando dirigen las selecciones, lo que resume la poca importancia que se le da a la competencia.

Esta vez, como tantas otras en el pasado, ante las derrotas, nada pasa.

QUIENES NO APRENDEN… NO ENSEÑAN

En el fútbol colombiano en tiempos recientes, las grandes victorias han sido de las mujeres, con resistencia para admitirlo por parte de un sector de los dirigentes y los aficionados.

En contraste, el fracaso de la selección........

© Kienyke


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