Bayamo fue siempre reconocida por la hospitalidad de sus habitantes y por la pulcritud de sus calles. Locales y visitantes dedicaron palabras de elogio a esas realidades, al contacto con el pueblo que la habita y con nuestra tierra.

Sin embargo, las circunstancias han ido mutando y, con ellas, los criterios. Por diversas causas, la Ciudad Monumento Nacional ha perdido su brillo, su limpieza, esa que ensanchaba de orgullo el pecho de quienes, de un extremo a otro, la recorren diariamente.

Muchas son hoy las calles en las que se acumula los desechos generados en los hogares, fenómeno que ya no se circunscribe, como hace algunos meses, al interior de las comunidades.

Ahora los desperdicios de los vecinos de diversos consejos populares se amontonan, incluso, en las avenidas principales, que se convierten, de este modo, en reservorios de insectos y roedores, los cuales, acompañados de la fetidez característica de la descomposición, afectan no solo el entorno, sino la salud humana.

Entre las causas se encuentra las limitaciones económicas que enfrenta Cuba, debido al bloqueo impuesto por los Estados Unidos, y que impide la disponibilidad de recursos necesarios para la recolección.

Sin embargo, el Estado cubano ha llamado con insistencia a generar alternativas a los problemas locales, con los recursos que tienen los municipios.

La Oficina Nacional de Normalización plantea, en la Norma Cubana 133 de 2002, de carácter obligatorio, los requisitos higiénico-sanitarios y ambientales para el almacenamiento, recolección y transportación de los residuos sólidos urbanos. Muchos de ellos hoy no pueden cumplirse.

Resulta también complejo mantener libres de desechos las parcelas, solares yermos, locales abiertos, cercados o cerrados, debido a los extensos períodos sin la recogida de esos residuos.

Tampoco se mantiene la adecuada limpieza de patios, jardines y solares de las viviendas, y sus ocupantes incurren, involuntariamente, en contravenciones de la legislación ambiental que pueden propiciar multas de 200 pesos hasta cinco mil.

Aunque los organismos involucrados acometen acciones para cumplir con la necesaria labor, los resultados son insuficientes.

La situación, que se mantiene por meses, conlleva a la población no solo a buscar soluciones muchas veces inadecuadas, sino también a la aparición de manifestaciones de indisciplinas sociales, igualmente censurables, generadas por el temor a contraer enfermedades.

Pobladores que tampoco cuentan en sus hogares con receptáculos adecuados, vierten la basura en las márgenes de las principales arterias, priorizadas por los carros dedicados a la recolección.

Algunos ciudadanos gestionan de forma personal la recogida de residuos y asumen el pago a carretilleros y otros individuos que cuentan con los medios.

Aunque delegados de circunscripciones han logrado materializar acciones en función de resolver el problema, estas son temporales y no sistemáticas frente a la continua generación de desperdicios en los hogares.

En otras ocasiones, la respuesta a su gestión ante las entidades competentes redunda solo en la falta de combustibles y de carros para brindar el servicio.

Soluciones pueden valorarse muchas. Por ejemplo, no es necesario emplear combustibles si se apela, como en ocasiones, a la contratación de medios de transporte de tracción animal, carretilleros y otros.

Lo cierto es que, el accionar conjunto, de todos, debe contribuir a recuperar la limpieza de nuestras comunidades, de nuestra ciudad, y a asegurar la salud del pueblo.

QOSHE - Devolver el brillo a la ciudad - Andria Samz Aliaga
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Devolver el brillo a la ciudad

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24.11.2023

Bayamo fue siempre reconocida por la hospitalidad de sus habitantes y por la pulcritud de sus calles. Locales y visitantes dedicaron palabras de elogio a esas realidades, al contacto con el pueblo que la habita y con nuestra tierra.

Sin embargo, las circunstancias han ido mutando y, con ellas, los criterios. Por diversas causas, la Ciudad Monumento Nacional ha perdido su brillo, su limpieza, esa que ensanchaba de orgullo el pecho de quienes, de un extremo a otro, la recorren diariamente.

Muchas son hoy las calles en las que se acumula los desechos generados en los hogares, fenómeno que ya no se circunscribe, como hace algunos meses, al interior de las comunidades.

Ahora los desperdicios de los vecinos de diversos consejos populares se amontonan, incluso, en las avenidas principales, que se convierten, de este modo, en reservorios de insectos y roedores, los cuales, acompañados........

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