Si exceptuamos algún caso aislado, confieso que la lista de abajofirmantes intelectuales del manifiesto contra la amnistía me deja indiferente. La presencia en el escrito de partidarios furibundos de la vacunación obligatoria contra el COVID; de profesionales de la provocación tuitera con fines exclusivamente lucrativos; de pensadores orgánicos; de amigos de la famiglia negroni; de moderadores de tertulias con querencia por el mítico «PSOE bueno»; deviejos y viejóvenes diversos y variados, representa un non serviam de pacotilla —porque vaya que sí serviam— frente a la oposición que interesa: la que recibe palos en la calle Ferraz.

No sé cuánto durarán las protestas ante la sede madrileña del partido socialista, pero la semana pasada descubrimos que hay vida más allá de los redundantes manifiestos que el PSOE se pasa por el bajo vientre, que existe una juventud despierta, consciente del origen de nuestros males políticos, cuyo testimonio es el hematoma, símbolo del régimen que nos dieron y al que le da por repartir cuando se le señalan las vergüenzas y se le planta cara de verdad.

La tradición cristiana atribuye a Lucifer lo de «no serviré», expresión que en latín puede funcionar como nombre de banda de black metal o de club libertario. Contra frases de efecto —falsamente rebeldes— pronunciadas por los dinosaurios del sistema, el personal que se manifiesta en Ferraz sirve a una idea de España liberada de los lastres más pesados del setentayochismo. No responde ante ningún partido y no hay liderazgos visibles. Le importa una higa lo que opine el liberalismo baturro, los intelectuales orgánicos, los tiende-acueductos o, que los mejores prosistas de su generación —los «bustos parlantes» del profesor González Cuevas—, les recriminen no ser de derechas; es decir, que no pertenezcan a la derecha desesperante y pancista que soportamos desde hace lustros.

Créanme, no pretendo quitar importancia a conceptos políticos que explican mucho, pero hasta las chicas Telva de think tanks en defensa de la democracia liberal y los MBA de setenta mil lereles ya lo tienen claro: el clivaje derecha-izquierda está dando paso a otro diferente, aquel que separa soberanistas de internacionalistas.

La reacción frente a Sánchez por parte de aquellos que acuden a Ferraz tiene de fundamental que, contrariamente a una mayoría, no confían en el statu quo setentayochista. El fin de la nación, traducido en su despiece o su dilución en instituciones supranacionales, es lo que también inauguramos hace 45 años. A la vista está. Y eso se intuye en los aledaños de la sede del partido socialista. Por descontado, la dodecaestralleda no se ondea frente a Ferraz.

Cabe una analogía con lo ocurrido en octubre de 2018 durante el movimiento de los «chalecos amarillos». También allí el origen de la protesta se fundamentaba en un desacuerdo profundo con el funcionamiento del sistema republicano, entregado a un siniestro representante comercial de las oligarquías. Aunque esperemos no reproducir las batallas campales —con resultado de varias amputaciones— que allí se vivieron. El comportamiento de los antidisturbios franceses fue criminal y execrable. Durante un par de meses el Gobierno lo pasó mal, pero, aviso a navegantes, el movimiento empezó a morir cuando algunos pretendieron asumir un liderazgo y, por otro lado, cuando la extrema izquierda, siempre cómplice del poder, se hizo extremadamente visible.

El peligro que corren aquellos que se presentan en Ferraz ya ha sido atisbado. Y es la intoxicación delincuencial, la identificación con elementos perturbadores como el «nanzysmo». Es decir, con un facherío de tribu urbana, dedicado al hooliganismo y al menudeo de estupefacientes, que es ampliamente aprovechado para deslegitimar mediáticamente las protestas.

Lo suyo sería que de la calle surgiera un movimiento transversal y patriótico. Purificador, sin necesariamente romper con todo, pero que vuelva a dar esperanza a una generación que ha pillado la trampa. Sería una fuerza insurreccional exenta de las cargas y peajes mencionados al comienzo de estas líneas. Si algo así perdurara, ya conocemos el trato que la prensa sedicente de derechas le daría. Pero, esta vez, no habría complejos.

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QOSHE - Noches de Ferraz - Esperanza Ruiz
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Noches de Ferraz

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21.11.2023

Si exceptuamos algún caso aislado, confieso que la lista de abajofirmantes intelectuales del manifiesto contra la amnistía me deja indiferente. La presencia en el escrito de partidarios furibundos de la vacunación obligatoria contra el COVID; de profesionales de la provocación tuitera con fines exclusivamente lucrativos; de pensadores orgánicos; de amigos de la famiglia negroni; de moderadores de tertulias con querencia por el mítico «PSOE bueno»; deviejos y viejóvenes diversos y variados, representa un non serviam de pacotilla —porque vaya que sí serviam— frente a la oposición que interesa: la que recibe palos en la calle Ferraz.

No sé cuánto durarán las protestas ante la sede madrileña del partido socialista, pero la semana pasada descubrimos que hay vida más allá de los redundantes manifiestos que el PSOE se pasa por el bajo vientre, que existe una juventud despierta, consciente del origen de nuestros males políticos, cuyo testimonio es el hematoma, símbolo del régimen que nos dieron y al que le da por repartir cuando se le señalan las........

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