Hay que ir muy, pero que muy abajo en las páginas de los grandes medios de comunicación para encontrar alguna información sobre la agresión de Israel a Palestina. Ha perdido actualidad, apenas es noticia y mucho menos noticia a destacar en las cabeceras. En las radios y televisiones, siempre a la captura de audiencias -y los consiguientes ingresos procedentes de la publicidad-, lo que está ocurriendo en Gaza y Cisjordania casi no aparece, o lo hace marginalmente.

Y las movilizaciones en la calle -manifestaciones y concentraciones-, han perdido aliento, nunca han sido masivas, sólo reúnen a pequeños grupos de activistas y personas comprometidas. Cunde el desaliento y, reconozcámoslo, el conjunto de la población, poco activa políticamente y fácilmente manipulable, percibe como muy lejos lo que está ocurriendo en Palestina. ¡Cómo si no fuera con nosotros!

¿Y qué decir de la intervención televisiva del Felipe VI? Mucha palabrería en defensa de la Constitución, que es claramente incumplida en lo que concierne a derechos ciudadanos básicos -como el empleo decente, la salud y la vivienda- y que blinda la propia institución monárquica, heredera directa de Franco. Pero ni una palabra, ni un sólo gesto de apoyo o de reconocimiento hacia la población palestina, que está siendo literalmente masacrada por uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

Es insoportable ser testigo de esta matanza, ¡qué sentimiento de horror e impotencia! Ya sabemos que Estados Unidos, principal aliado de Israel y corresponsable del genocidio, ha vetado todas las iniciativas de Naciones Unidas, pero, ¿y las instituciones comunitarias? ¿y nuestro gobierno? La Unión Europea, haciendo gala de una hipócrita equidistancia, está otorgando de hecho su apoyo a Israel y a sus políticas de agresión hacia Palestina.

¿Y nuestro gobierno, el «más progresista de la historia»? Declaraciones de Pedro Sánchez a favor del reconocimiento de los derechos históricos de los palestinos, apelando a la formación de dos Estados, condenas a la agresión de Israel, que justifica por la previa de Hamas, y llamadas a un alto el fuego y a que se abran pasillos humanitarios. Menos da una piedra, desde luego, pero en mi opinión son tan sólo palabras y más palabras para ocultar la ausencia de medidas concretas, quizá para justificarse ante la parte de su base electoral que creía que votaba a un Gobierno de izquierdas.

Pero ni una sola actuación efectiva sobre la mesa destinada a frenar la agresión del Gobierno y del ejército israelí. Nada justifica que otros no las adopten, la inacción de la denominada «comunidad internacional» no puede servir de consuelo. Si hubiera existido voluntad política, la que cabría suponer a un Gobierno de izquierdas, se podría haber actuado y todavía se puede actuar; por ejemplo, prohibiendo el comercio de armas, exportaciones e importaciones de material militar, o cerrando nuestra embajada en Israel y rompiendo relaciones diplomáticas con este país.

Sabemos que continuamente se está masacrando a población indefensa. Masivamente. Me parece un sarcasmo escuchar en diferentes medios cifras concretas de muertes, porque lo cierto, lo que añade más dramatismo a la situación, es que nadie sabe cuantas personas están siendo asesinadas, porque muchas de las que han perdido la vida no están en las estadísticas, que claramente infravaloran la situación real, porque los lugares donde se encuentran las víctimas son inaccesibles o porque yacen debajo de los escombros. También porque a los que hasta ahora han sobrevivido, probablemente la muerte les alcanzará en las próximas horas o días, por las continuas y mortíferas incursiones de los aviones, o a manos de los soldados o de los francotiradores, o por las acciones de los colonos israelíes, armados para matar. Pero también perderán la vida por el hambre y las enfermedades, que ya no pueden ser atendidas porque los centros médicos y los hospitales también son objetivos de los invasores y están siendo atacados y destruidos.

El genocidio continúa, ¡por favor, no le llamemos guerra entre Israel y Palestina, porque no lo es! No sólo está siendo asesinada cruelmente la población indefensa. También está pasando a mejor vida cualquier aspiración de justicia, de respeto de los derechos humanos, del derecho a la vida. En Palestina nos lo estamos jugando todo y todo lo estamos perdiendo.

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¡Paremos el genocidio en Palestina!

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28.12.2023

Hay que ir muy, pero que muy abajo en las páginas de los grandes medios de comunicación para encontrar alguna información sobre la agresión de Israel a Palestina. Ha perdido actualidad, apenas es noticia y mucho menos noticia a destacar en las cabeceras. En las radios y televisiones, siempre a la captura de audiencias -y los consiguientes ingresos procedentes de la publicidad-, lo que está ocurriendo en Gaza y Cisjordania casi no aparece, o lo hace marginalmente.

Y las movilizaciones en la calle -manifestaciones y concentraciones-, han perdido aliento, nunca han sido masivas, sólo reúnen a pequeños grupos de activistas y personas comprometidas. Cunde el desaliento y, reconozcámoslo, el conjunto de la población, poco activa políticamente y fácilmente manipulable, percibe como muy lejos lo que está ocurriendo en Palestina. ¡Cómo si no fuera con nosotros!

¿Y qué decir de la intervención televisiva del Felipe VI? Mucha palabrería en defensa de la Constitución, que es claramente incumplida en lo que concierne a derechos ciudadanos básicos -como el empleo decente, la salud y la vivienda- y que blinda........

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