Escucho las noticias, las declaraciones de buena parte de la clase política y de algunos «expertos» y también de los opinadores profesionales; leo las cabeceras de los principales medios de comunicación; incluso percibo la distancia con la que buena parte de la población contempla -inactiva, como si la cosa no fuera con ella- el ambiente guerrero y militarista que avanza imparable; habla un supuesto especialista en temas internacionales que echa más leña al fuego y dice que Rusia no parará en Ucrania, pues su intención es invadir otros países de Europa.

Llama también la atención cómo varios dirigentes europeos piden de forma más o menos velada recuperar el servicio militar obligatorio, pues, según ellos, tenemos que preparar a la población para la guerra, que consideran cada vez más próxima e incluso inevitable. Esos mismos dirigentes, entre los que incluyo al Gobierno español, que con insistencia defienden la necesidad de aumentar de manera sustancial el presupuesto dedicado -me permito la licencia de utilizar este eufemismo- a «defensa», porque ese aumento representa -una mentira tras otra, en esas estamos- más Europa y una Europa más fuerte.

Escucho y veo todo esto y siento una mezcla de miedo e impotencia, y al mismo tiempo de indignación. Pienso, sobre todo, en mi hijo y en los jóvenes. En el mundo de mierda que están heredando. Pero también pienso en la pobreza del denominado primer mundo, en los desempleados, en los que malviven instalados en la precariedad permanente, en los que no pueden acceder a una vivienda digna, en las personas que tienen que padecer largas listas de espera para ser atendidas en los centros de especialidades y en los hospitales, en las mujeres que son víctimas y que sufren la violencia diaria del patriarcado, en las personas inmensamente pobres de los países en vías de desarrollo, en los millones que huyen de la miseria y de las guerras, en la destrucción -diría que prácticamente irreversible- del planeta.

Sí, pienso en esos problemillas sobre los que deberían volcarse todos los esfuerzos y me invade la tristeza, mucha impotencia y también rabia. Asimismo, me indigna que todo lo anterior esté quedando, de hecho, fuera de agenda o reducido a medidas tibias, insuficientes, cortinas de humo tras las que se encuentra la autocomplacencia de una buena parte de la clase política y el enriquecimiento de las oligarquías y las grandes corporaciones. Detrás está el capitalismo puro y duro. Yo no diría que el mundo, esta locura que estamos viviendo, se encuentre fuera de control; no nos equivoquemos, al mando están los que hacen negocio con las guerras, los que pretenden mantener e imponer sus privilegios con los conflictos, los que, amparados en el clima bélico, pretenden hacer valer sus intereses imperialistas y, al mismo tiempo, relegar a un muy segundo plano la lucha contra la desigualdad y el cambio climático.

Una coalición de intereses muy potente, cada vez más poderosa, que controla los principales resortes del poder económico y político, y que está imponiendo su agenda. Un regalo para las derechas populistas y los fascismos. Ni en sueños podían imaginar un escenario tan propicio a sus intereses. Esta es la realidad. Ya lo dejó dicho, con clarividencia, Naomi Klein: en los momentos críticos, de encrucijada, los intereses más reaccionarios imponen sus agendas, sin apenas resistencias. Mi pregunta, simple y directa, es: ¿dejaremos que nos lleven al desastre?

La entrada Guerra, guerra y guerra se publicó primero en lamarea.com.

QOSHE - Guerra, guerra y guerra - Fernando Luengo
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Guerra, guerra y guerra

6 7
15.04.2024

Escucho las noticias, las declaraciones de buena parte de la clase política y de algunos «expertos» y también de los opinadores profesionales; leo las cabeceras de los principales medios de comunicación; incluso percibo la distancia con la que buena parte de la población contempla -inactiva, como si la cosa no fuera con ella- el ambiente guerrero y militarista que avanza imparable; habla un supuesto especialista en temas internacionales que echa más leña al fuego y dice que Rusia no parará en Ucrania, pues su intención es invadir otros países de Europa.

Llama también la atención cómo varios dirigentes europeos piden de forma más o menos velada recuperar el servicio militar obligatorio, pues, según ellos, tenemos que preparar a la población para la guerra, que consideran cada vez más próxima e incluso inevitable. Esos mismos dirigentes, entre los que........

© La Marea


Get it on Google Play