El domingo 21 de abril de 2024 el pueblo colombiano, el de verdad, no el de la ficción autocráta de Petro, se manifestó contundentemente contra su desgobierno y sus destructivas reformas.

Pues, los casi dos años que llevamos del error Petro-Márquez han sido suficientes para advertir su incapacidad para gobernar, su ignorancia, sus numerosos escándalos con P de ‘platas’ y su irrespeto a la institucionalidad.

Un juicio sano reconocería que la multitudinaria marcha del pasado domingo fue una expresión de unidad nacional contra el proyecto destructor de Petro-Márquez.

Sin embargo, algunas personas de mala fe intentan menospreciar la variopinta manifestación. Para ello, hacen lo que todo idiota hace cuando la realidad no es de su agrado, es decir, ignorarla. De hecho, hay quienes aseguran que “la marcha fue sólo en las ciudades principales y no en la Colombia profunda”, ignorando que el país ha mostrado en las últimas décadas niveles de urbanización que coinciden con la concentración urbana de de la población y el crecimiento económico.

Ahora bien, una porción bastante ingenua de la ciudadanía espera que Petro escuche el inconformismo nacional y que modere su conducta, olvidando su origen guerrillero, las prácticas que ha usado a lo largo de su vida pública y su capacidad para espacir el virus del odio. En cambio, resulta más realista esperar que el hirsuto guerrillero, cada vez más pestilente en su discurso, experto en polarizar, surja del fondo del remedo de gerente público que hoy posa en la Casa Nariño. ¿O Acaso no es una expresión del radicalismo petrusco la implementación de la reforma a la salud por vía administrativa con desconocimiento de la acción legislativa?

En ese sentido, el mensaje de la marcha del domingo no sólo vincula al hombre del M-19, sus lugartenientesy sus afortunados megacontratistas, sino que también se extiende a congresistas, magistrados de las altas cortas, electores de Petro y otros estamentos sociales, para exigirles capacidad ética en reconocer que este “gobierno” es nefasto y que el llamado a la tal constituyente es un atisbo de autoritarismo que no podemos permitir.

A manera de consluión, deben destacarse dos aspectos importantísimos: Primero. El país no puede caer en el vulgar engaño de creer que un eventual juicio político contra Petro, por presuntos delitos en la financiación de su campaña presidencial, hace parte de la estrategia para derrocarlo. Ahora bien, esto no debería perturbarle si se sintiese seguro de su inocencia, por supuesto. No obstante, si se encontrase culpable, su destitución sería un mandato constitucional y no un golpe de estado. Segundo. La conducta negacionista y enconada de Petro debe preocupar al pueblo, pues, esta sólo puede ser producto de una patología o de su idiotez. En cualquiera de los dos casos, el país corre peligro.

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¡Es el pueblo, idiota!

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25.04.2024

El domingo 21 de abril de 2024 el pueblo colombiano, el de verdad, no el de la ficción autocráta de Petro, se manifestó contundentemente contra su desgobierno y sus destructivas reformas.

Pues, los casi dos años que llevamos del error Petro-Márquez han sido suficientes para advertir su incapacidad para gobernar, su ignorancia, sus numerosos escándalos con P de ‘platas’ y su irrespeto a la institucionalidad.

Un juicio sano reconocería que la multitudinaria marcha del pasado domingo fue una expresión de unidad nacional contra el proyecto destructor de Petro-Márquez.

Sin embargo, algunas personas de mala fe intentan menospreciar la variopinta manifestación. Para ello, hacen lo que todo idiota........

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