Volvimos al pasado, a las épocas de horror y angustia por cuenta de la inseguridad. En el Huila, especialmente Neiva, se volvieron paisaje los explosivos de las disidencias de las Farc, el grupo armado que ha lanzado 12 petardos en los dos últimos meses en la ciudad y que tiene con los pelos de punta a los empresarios.

Desgraciadamente falla la inteligencia. El Ejército y la Policía parece que se durmieron y no se prepararon para el caos. No hay una advertencia, tampoco una señal. Pareciera que los investigadores no tienen idea en qué anda la guerrilla que, sin asomo de duda, está lanzando artefactos ante la negativa del cobro de extorsiones o vacunas.

Lo siento, pero tenemos que decir la verdad: Inteligencia, no hay. Ni siquiera malicia. Pareciera que no tienen idea de que nos enfrentamos a otra guerrilla, muy distante a la de Manuel Marulanda. Es aguerrida, más joven y sin ideales políticos, un grupo armado que está buscando recaudar fondos a como dé lugar para sostener su tropa. El comandante Andrey Avendaño, quien hace parte de la mesa de negociación con el gobierno, me confesó en el Caquetá que son 5.000 hombres. ¿A qué horas crecieron tanto? ¿Dónde estaba el Ejército, la Policía? Y, ¿cómo sostienen a ese ejército insurgente, cuya cifra se acerca a la que desmovilizó Juan Manuel Santos?

El guerrillero me dijo que no les pagan a los hombres, pero otras fuentes me dicen que sí. Que contrario al grupo armado que llegó a La Habana, estos subversivos reciben mesada. Eso vale. O, ¿acaso por qué creen que no solo están atacando con explosivos a las grandes empresas en el Huila sino a los pequeños negocios?

No olviden que la carpintería en el barrio Las Américas de Neiva fue blanco de un petardo porque su dueño se negó a subir hasta Algeciras, donde lo citaron para que pagara vacuna. Es decir, esta guerrilla no solo ajusta cuentas con los adinerados sino contra todo aquel que genere recursos. Los neivanos deben estar preparados. O qué pueden esperar después de los explosivos contra Peter Pan, Distoyota, Incihuila, Yamaha, Ciudad Limpia, supermercados y un almacén de bolsas plásticas.

Lamentablemente el terrorismo sorprende. Y las autoridades en la región y el país descansaron, mientras estos grupos se fortalecieron en silencio. Lo preocupante es que Neiva no importa en Bogotá. No existe. O, ¿qué ha dicho el presidente Gustavo Petro frente al tema? ¿El Alto Comisionado para la Paz se ha solidarizado con la capital?

Lo siento, pero los opitas están solos. Y los empresarios, que se jodan. El alcalde German Casagua plantea un incremento del dos por ciento en el impuesto predial para destinarlo a la seguridad. Yo lo impulsaría en los estratos 3,4 y 5. Así sean 20.000 pesos pesan para un ciudadano que, en ocasiones, vive con esa cifra en el día. A la gente también se le tiene que decir que así pongan cámaras de seguridad y se compren motos, la ciudad y el país ya están ante un monstruo que tiene mil cabezas.

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¡Qué Dios nos ampare!

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23.04.2024

Volvimos al pasado, a las épocas de horror y angustia por cuenta de la inseguridad. En el Huila, especialmente Neiva, se volvieron paisaje los explosivos de las disidencias de las Farc, el grupo armado que ha lanzado 12 petardos en los dos últimos meses en la ciudad y que tiene con los pelos de punta a los empresarios.

Desgraciadamente falla la inteligencia. El Ejército y la Policía parece que se durmieron y no se prepararon para el caos. No hay una advertencia, tampoco una señal. Pareciera que los investigadores no tienen idea en qué anda la guerrilla que, sin asomo de duda, está lanzando artefactos ante la negativa del cobro de extorsiones o vacunas.

Lo siento, pero tenemos que decir la verdad: Inteligencia, no hay. Ni siquiera........

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