Un Deportivo caníbal, emergente y de juego revuelto. ¿Para qué va a masticar si puede pegarle una dentellada a su rival? Sea la Ponferradina, sea quien sea. El proyecto de los treintañeros, de la experiencia, de la maduración de un ascenso supuestamente cantado, mostró anoche en Riazor su versión más juvenil. Le sentó de maravilla. Entró aire fresco a toneladas por esa ventana... A lomos de Mella, subido a la alfombra mágica de Yeremay, entregado al empuje de Villares y conducido por un rejuvenecido Lucas, se bebió al líder a borbotones. Todo en la enésima vuelta de tuerca táctica de Idiakez para inaugurar la segunda vuelta. Confinó a Salva Sevilla en el banquillo, se entregó a un doble pivote de granito y vigoroso con Villares y José Ángel y al fútbol revolucionado y rebelde de sus dos extremos canteranos. Cada vez que llegaba la pelota a los pies a Mella, se subía Riazor a una montaña rusa de la que no se quería bajar nunca. En vez de amasar la pelota, de llevarla a no se sabe dónde con no se sabe quién, el corazón le llegaba a la boca con el desafío de cada regate de alguien criado en casa. Riesgo, vértigo, identidad.

Y no solo era cuando atacaba el Dépor, a pesar de cuidadoso andamiaje propiciado por las bajas. Se hizo un traje nuevo que le encajó como un guante. Apretaba, era contundente, dominaba el partido de otra manera. La Ponferradina veía un campo abierto ante sí en el que le apetecía correr, pero en el que nunca le dejaban. En Riazor mandó la electricidad y el hambre de Abegondo. El plan B que el deportivismo siempre quiso que fuera el A. Sintomático.

En esa teoría del acordeón, el Dépor fue capaz de moverse tan bien que Parreño se convirtió en el mejor líbero del equipo. Con un impecable Dani Barcia en la zaga, estuvo tan certero en defensa, en su sistema de retaguardia, que no tuvo que mancharse los guantes, pero el meta ha dado un innegable paso al frente desde la salida de Mackay. Que dure. Bienvenido sea.

QOSHE - El hambre de Abegondo manda en Riazor - Carlos Miranda
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El hambre de Abegondo manda en Riazor

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22.01.2024

Un Deportivo caníbal, emergente y de juego revuelto. ¿Para qué va a masticar si puede pegarle una dentellada a su rival? Sea la Ponferradina, sea quien sea. El proyecto de los treintañeros, de la experiencia, de la maduración de un ascenso supuestamente cantado, mostró anoche en Riazor su versión más juvenil. Le sentó de maravilla. Entró aire fresco a toneladas por esa ventana... A lomos de Mella, subido a la alfombra mágica de Yeremay, entregado al empuje de Villares........

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