Saludos de nuevo, amigos y amigas. Aquí seguimos, ejecutando los primeros compases del año nuevo aunque, a tenor de muchos de los indicadores de nuestro alrededor, todo parece como si estuviésemos en una prórroga, quizá eterna, de lo anterior. Sigue la polarización creciente de la sociedad, la crispación por doquier, y una violencia en diferentes escenarios absolutamente inaceptable y ante la que no podemos callarnos... En fin, que 2024 ha empezado un tanto mal, queridos y queridas. No parece sino un corolario del año anterior al que no hayamos podido sustraernos. Y eso, amigos y amigas, lo tenemos que cambiar.

Para más inri, nuevos problemas a los que hacer frente. Y uno importante es el creado a partir de la pérdida de varios contenedores por parte del buque Toconao, que ha derivado ya en una verdadera invasión de miles y miles de pequeñas bolitas de material plástico en nuestras playas. Una situación que, en realidad, es la punta de un “iceberg” todavía mucho mayor porque ¿se dan cuenta ustedes que lo importante es, sobre todo, aquella fracción de material todavía en el mar, mucho mayor? Un nuevo incidente que tiene su origen en la cercanía a nuestras costas de las grandes rutas de tráfico marítimo, y que todavía hay que evaluar en su justa medida.

Porque... ¿son contaminantes tales bolitas? Bueno, para empezar son ajenas al medio en el que ahora se encuentran, y van a terminar —sí o sí— formando parte de la ingesta de diferentes organismos acuáticos. Así las cosas, y a la espera de un análisis más fino, producirán distintos tipos de interacciones. Corresponde ahora a los técnicos en la materia ver en profundidad si tal material constituye un peligro mayor, en términos de efectos sobre la salud directos o indirectos, o si llevan algún tipo de aditivo que, a su vez, pueda producir tal problemática. ¿Hay en ellas, por ejemplo, ftalatos o bisfenol A o B? ¿Qué otros compuestos contienen? A la hora de escribir este artículo ya hay algunas primeras tomas de posición sobre el particular, pero creo que conviene ser cautos, intentar poner los puntos sobre las íes de forma organizada y con arreglo al método científico, y no precipitarse. En esto, prudencia, y dejemos campo libre a quien tiene los datos y el conocimiento para ordenarlos adecuadamente.

En lo que hay que ser ejecutivo y proactivo ya, sin embargo, es en intentar minimizar el conjunto de los efectos de tal vertido. Y en eso, amigos y amigas, es donde ya se ha hecho mal desde el principio. Y no, no me interpreten mal porque yo no voy a entrar aquí en disquisiciones de quién lo sabía, quién no avisó y quién tiene razón en la permanente disputa entre las diferentes administraciones o, mejor dicho, entre los diferentes actores políticos hoy en las distintas administraciones. No. Lo que se ha hecho mal desde el principio, en este país de reinos de taifas ideológicos y de parcelación y redundancia excesiva de las estructuras del Estado, tiene que ver con el discurso —interesado, parcial y agresivo, de nula cooperación— que se vierte desde las mismas. Todo muy lejos de lo que la sociedad demanda a aquellos que tienen el mandato de actuar para resolver problemas, y no para crearlos, y sobre todo de lo que tal reto medioambiental necesita hoy. Hay que actuar, más allá de los discursos vehementes y las salidas de tono. Hay que ponerse a ello: evaluar, contrastar con los técnicos en la materia y... tomar decisiones rápidas. Algo en lo que llevamos ya un retraso de casi un mes, con sus consecuencias asociadas. Y, oigan, seguro que se están haciendo muchas cosas buenas a nivel técnico desde hace semanas, sin duda, pero ¿no les parece a ustedes que todo ello puede quedar un poco ahogado y deslustrado tras el discurso cansino y siempre igual desde foros más políticos, mucho menos ilustrados y más sesgados?

Que exista la posibilidad de que se caigan contenedores de pellets, neumáticos y film transparente de un barco será algo que los técnicos de Marina Mercante tendrán, a su vez, que examinar, a fin de que más adelante se puedan determinar posibles responsabilidades. Porque una cosa es un accidente derivado de una situación extrema, que a veces existen, y otra una mala praxis. Ya lo dirán. Pero ahora lo importante es establecer ese plan de acción y entender que la palabra gestionar es sinónimo de ponerse al servicio de los intereses generales, sin entrar en la diatriba permanente en la que están instaladas las dinámicas de partido, tan funestas para nuestra democracia.

Cállense ya, señores y señoras gestores. Gasten sus energías reuniéndose con agenda concreta y mirando a lo que dicen los estamentos científicos, y no los asesores del partido o los gurús de la demoscopia, tan en la palestra en estos tiempos de refriega electoral. Pónganse a escuchar cuál es el nivel de gravedad del problema, cuál es la mejor estrategia para sacar la mayor cantidad posible de material del mar y las playas —esto último para evitar recirculaciones no deseadas al líquido elemento— y ofrezcan a la opinión pública una praxis compacta, profesional, apolítica, orientada a resultados, robusta, sólida y solvente. Ayyyssss....

QOSHE - Más allá de los ‘pellets’... - José Luis Quintela Julián
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Más allá de los ‘pellets’...

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10.01.2024

Saludos de nuevo, amigos y amigas. Aquí seguimos, ejecutando los primeros compases del año nuevo aunque, a tenor de muchos de los indicadores de nuestro alrededor, todo parece como si estuviésemos en una prórroga, quizá eterna, de lo anterior. Sigue la polarización creciente de la sociedad, la crispación por doquier, y una violencia en diferentes escenarios absolutamente inaceptable y ante la que no podemos callarnos... En fin, que 2024 ha empezado un tanto mal, queridos y queridas. No parece sino un corolario del año anterior al que no hayamos podido sustraernos. Y eso, amigos y amigas, lo tenemos que cambiar.

Para más inri, nuevos problemas a los que hacer frente. Y uno importante es el creado a partir de la pérdida de varios contenedores por parte del buque Toconao, que ha derivado ya en una verdadera invasión de miles y miles de pequeñas bolitas de material plástico en nuestras playas. Una situación que, en realidad, es la punta de un “iceberg” todavía mucho mayor porque ¿se dan cuenta ustedes que lo importante es, sobre todo, aquella fracción de material todavía en el mar, mucho mayor? Un nuevo incidente que tiene su origen en la cercanía a nuestras costas de las grandes rutas de tráfico marítimo, y que todavía hay que evaluar en su justa medida.

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