Hubo un tiempo feliz en el que, terminadas las elecciones, acreditados los nuevos diputados y senadores y nombrado el presidente de Gobierno, se abría la posibilidad de disfrutar de un balneario que nos garantizase tranquilidad y silencio. Lo necesitábamos con urgencia para refrescar el alma tras la de insultos, maldades, mentiras, amenazas, medias verdades, falsedades, atribución de conductas delictivas y sobornos, con los que nos abrumaron las élites. En este rincón del Noroeste que comparten Galicia y Portugal, hay establecimientos de precios y calidades asequibles. Aunque en esta ocasión solo voy a citar a los que abren sus puertas al público en el vecino país por pura cortesía, desde el Vidago Palace Hotel en Chaves a Termas de Monfortinho en Castelo Branco.

El rumor del agua cantarina por ríos, fuentes, pozos, estanques, cataratas, lagos y lagunas, es bien conocido, templa los nervios y propicia la siesta. Las virtudes curativas de la hidroterapia son bien conocidas y no faltan quienes atribuyen al agua propiedades milagrosas. Por ejemplo, la de no beber alcohol con asiduidad. Mayor milagro que ese no se conoce.

En el Occidente cristiano hay una amplia nómina de vírgenes milagreras a las que se recurre para alcanzar un favor, curar un enfermedad o acabar con una pertinaz “sequía” (las sequías del franquismo eran todas pertinaces). El agradecimiento del pueblo creyente a las vírgenes que hubieran beneficiado a algunos vecinos con sus prodigios solía terminar con la construcción de un monumento que, según la categoría de la diócesis, pudiera convertirse en una pequeña cueva, una capilla, una iglesia y en los buenos tiempos de pujanza económica, en un convento o en un santuario mariano de esos que concitan grandes movimientos de masa peregrinaciones con venta de objetos.

Sobre los efectos milagrosos del agua y sus aplicaciones no hay que olvidarse del “agua milagrosa” que utilizaban los masajistas de un equipo de fútbol de antaño para recuperar a un jugador lesionado lo mas rápidamente posible (todavía no se había modificado el reglamento para permitir la sustitución de hasta cinco atletas). El masajista y su ayudante se aburrían en una esquina del banquillo hasta que llegaba la ocasión de atender a un lesionado. Entonces, salían disparados del banquillo (es un decir) para atender a un lesionado. Por todo material curativo portaban una bolsa de goma como las que se usan para calentar los pies en la cama, unas vendas, un esparadrapo, la habilidad de las manos y unas palabras de ánimo para reintegrarse al juego. “¡Vamos chaval, que eso no es nada! ¡En cuanto puedas se la devuelves!”.

En el Deportivo y en el Celta conocí a dos masajistas de la vieja escuela. Cucarella, un catalán orondo que se fumaba unos puros enormes y se dejaba ovacionar al pasar por delante de la grada infantil. Y Alvarito, que sabía de fútbol más que muchos de los entrenadores con los que compartía banquillo. Si le hubieran hecho caso, a muchos no les hubieran cesado tan pronto.

QOSHE - Efectos del “agua milagrosa” - José Manuel Ponte
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Efectos del “agua milagrosa”

9 0
21.11.2023

Hubo un tiempo feliz en el que, terminadas las elecciones, acreditados los nuevos diputados y senadores y nombrado el presidente de Gobierno, se abría la posibilidad de disfrutar de un balneario que nos garantizase tranquilidad y silencio. Lo necesitábamos con urgencia para refrescar el alma tras la de insultos, maldades, mentiras, amenazas, medias verdades, falsedades, atribución de conductas delictivas y sobornos, con los que nos abrumaron las élites. En este rincón del Noroeste que comparten Galicia y Portugal, hay establecimientos de precios y calidades asequibles. Aunque en esta ocasión solo voy a citar a los que abren sus puertas al público en el vecino país por pura cortesía, desde el Vidago Palace Hotel en Chaves a Termas de Monfortinho en........

© La Opinión A Coruña


Get it on Google Play