Se para un poco el mundo, o al menos los pulsos, cuando Silvia Intxaurrondo hace una entrevista. Hay silencios que valen más que una respuesta y los silencios pesados, densos, de López Miras frente a la periodista eran un potosí de plata de ley ante la pregunta de si Murcia quería o no quería las competencias en inmigración que ya tiene la Generalitat catalana, o si el Gobierno de ‘Perro Sanxe’ eran el mal solo unos días, los alternos, en los que no riega de dinero al gobierno de la Región de Murcia para que luego este publicite políticas como si fueran suyos, aunque después devuelva ese mismo dinero por no haberlo ejecutado, o los días que no le da una foto anunciando un acuerdo sobre el Mar Menor.

Pacto nunca, porque un acuerdo, en la apresurada rectificación de López Miras a la periodista, no es un pacto, quizás para que no lo pusieran sus socios de gobierno en el mismo saco que a los independentistas catalanes. Aún apresurado, el presidente era riguroso, porque sí existe un matiz en el diccionario de la RAE. Un pacto es «concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado» mientras que un acuerdo es un «convenio entre dos o más partes», simplemente. Parece que alguien que haga esa distinción no tiene intención de cumplir su parte del acuerdo, o que ese acuerdo no tiene nada específico que cumplir, sino que acuerdan intentar el acuerdo, intención que en sí ya es para los tiempos que corren y disculpen el retruécano.

'Pacto' es a' acuerdo' lo que la 'jura' a la 'promesa'. Mientras que acuerdo está firmado con tinta y nos suena más lógico, flexible y fluido, la palabra pacto sugiere, sobre todo si no nos gusta ese pacto, que los firmantes se han cortado las venas, han rubricado el pergamino con su sangre y uno de los abajo firmantes huele a azufre y esconde un rabo.

He de reconocer que algo de mefistofélico hay en la última cesión del Gobierno en el marco de ese acuerdo de legislatura donde, salvo la ley de amnistía, acordaban intentar acordar y que resultó ser solo de un acuerdo de investidura que deviene en un pacto de legislatura arisca, agridulce e incómoda. Con la filigrana esa del terrorismo cuqui que no afecta a los derechos humanos te quedas un poco patidifuso. Te parece mal y no lo acabas de entender hasta que ves determinadas imputaciones de terrorismo por cortar carreteras, igual que hace Esperanza Aguirre, y ahí está la tía, inimputada, como una reina, o a García Castellón mover la portería con autos que incluso insinúan un delito de pensamiento y su propia admisión de que no se planteó el delito de terrorismo hasta después de la posibilidad del pacto de PSOE con Junts.

Lo entiendes, pero te sigue pareciendo mal igual, porque en el intento de García Castellón cazar a ese puigdemonio que firmó el pacto con el perrosanxe, a ver si se mete en terrorismos de once varas y se acaba cortando el rabo que no se debe, y entonces sí que nos vamos a ver, no en un pacto, sino en un compromiso.

QOSHE - Pacto - Enrique Olcina
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Pacto

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29.01.2024

Se para un poco el mundo, o al menos los pulsos, cuando Silvia Intxaurrondo hace una entrevista. Hay silencios que valen más que una respuesta y los silencios pesados, densos, de López Miras frente a la periodista eran un potosí de plata de ley ante la pregunta de si Murcia quería o no quería las competencias en inmigración que ya tiene la Generalitat catalana, o si el Gobierno de ‘Perro Sanxe’ eran el mal solo unos días, los alternos, en los que no riega de dinero al gobierno de la Región de Murcia para que luego este publicite políticas como si fueran suyos, aunque después devuelva ese mismo dinero por no haberlo ejecutado, o los días que no le da una foto anunciando un acuerdo sobre el Mar Menor.

Pacto nunca, porque un acuerdo, en........

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