Créese el gigante Atlante, aquel joven titán condenado por Zeus a cargar sobre sus hombros la bóveda celestial. Pero la realidad, la triste realidad, es que, en su atalaya, no es sino un presidente absoluta y voluntariamente entregado, rehén de independentistas y secesionistas, alejado de lo secular, que deambula cada nuevo día en el alambre, a la espera de la última exigencia de sus poco confiables socios de investidura mientras prepara el próximo óbolo. En su país, apenas puede salir a la calle, en Europa, lo miran con desdén. Fue la opción que eligió.

Mientras, en el otro extremo de la realidad, en la que preocupa a la mayor parte de los españoles, nuestro país es el último en recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia, doblamos la tasa de paro en Europa, tenemos la mayor tasa de paro juvenil y de paro femenino de nuestro entorno, un 37% de parados de larga duración y casi un 20% de parados mayores de 55 años. La deuda pública camina sin control hacia el abismo y atesoramos el quinto mayor déficit de toda Europa. La presión fiscal ha subido 7 puntos desde 2019 y, aun así, somos el cuarto país con mayor porcentaje de pobreza de la Unión Europea.

Y, en este contexto tan poco halagüeño de incertidumbre política y económica, las comunidades autónomas seguimos teniendo que lidiar con un sistema de financiación que no permite cubrir las necesidades básicas de nuestros ciudadanos. Un sistema caduco, a todas luces injusto, insuficiente e insolidario que clasifica a los españoles en ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.

Un sistema que, regulado por los artículos 156, 157 y 158 de la Constitución y por la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA) de 1980, fue reformado por última vez en 2009. No fue hasta 2017 cuando la Conferencia de Presidentes Autonómicos acordó la creación de una Comisión de Expertos, entre los que se encontraba un profesor de la Universidad de Murcia, para formular un nuevo modelo de financiación autonómica fundamentado en los principios de solidaridad, suficiencia y equidad.

Las conclusiones y propuestas de tal Comisión de Expertos fueron recogidas en un informe final que fue distribuido en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y elevado al Consejo de Ministros.

Era, como digo, 2017. Entonces, cabría preguntarse por qué si en julio de 2017 ya existía un informe para reformar un sistema claramente injusto, nos encontramos en 2023 aún sin la tal ansiada reforma.

El día primero de junio de 2018 se debatió en el Congreso de los Diputados la moción de censura contra el entonces presidente Mariano Rajoy. Ese mismo día, el BOE publicaba el nombramiento de Pedro Sánchez como nuevo presidente y ahí se volatizó la inaplazable y necesaria reforma de un sistema que penaliza especialmente a los ciudadanos de la Región de Murcia.

Desde entonces han pasado cinco largos años y seguimos sin tener una financiación que deje de considerar a los habitantes de nuestra región como ciudadanos de segunda. Porque esto es lo que seguimos siendo para el gobierno de Sánchez, ciudadanos de segunda.

Los números hablan por sí solos, el dato mata al relato. Si la Región de Murcia recibiera la misma financiación que la región mejor financiada, podríamos disponer cada año de 290 nuevos colegios, 172 institutos, 160 centros de salud, 115 kilómetros de autovía o 38.000 nuevas plazas para mayores y personas con discapacidad.

¿Será este el momento? No lo parece, a tenor de lo que vimos en el Consejo de Política Fiscal y Financiera de hace unos días. La prioridad, surgida de la asfixiante extorsión de sus socios de gobierno, parece ser ahora la condonación de la deuda, pero esto no es sino dejar de atacar la raíz del problema. Es urgente, inaplazable, inexcusable, afrontar sin dilación una reforma multilateral, en la que participen todas las comunidades autónomas y que dé como resultado un nuevo sistema de financiación justo, equitativo y suficiente. Nacido del consenso y de la solidaridad entre territorios.

La Región de Murcia no puede esperar más, la Región de Murcia tiene que abandonar el furgón de cola de la financiación, los ciudadanos de la Región de Murcia deben dejar de ser considerados como ciudadanos de segunda.

Sánchez, Atlante, escucha.

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'Sánchez, no somos ciudadanos de segunda', por Luis Alberto Marín

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18.12.2023

Créese el gigante Atlante, aquel joven titán condenado por Zeus a cargar sobre sus hombros la bóveda celestial. Pero la realidad, la triste realidad, es que, en su atalaya, no es sino un presidente absoluta y voluntariamente entregado, rehén de independentistas y secesionistas, alejado de lo secular, que deambula cada nuevo día en el alambre, a la espera de la última exigencia de sus poco confiables socios de investidura mientras prepara el próximo óbolo. En su país, apenas puede salir a la calle, en Europa, lo miran con desdén. Fue la opción que eligió.

Mientras, en el otro extremo de la realidad, en la que preocupa a la mayor parte de los españoles, nuestro país es el último en recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia, doblamos la tasa de paro en Europa, tenemos la mayor tasa de paro juvenil y de paro femenino de nuestro entorno, un 37% de parados de larga duración y casi un 20% de parados mayores de 55 años. La deuda pública camina sin control hacia el abismo y atesoramos el quinto mayor déficit de toda Europa. La presión fiscal ha subido 7 puntos........

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