The world has changed. I see it in the water. I feel it in the Earth. I smell it in the air (J.R.R. Tolkien).

‎"No es una era de cambio, es un cambio de era". Quien acuda a eventos de emprendimiento habrá oído esta afirmación con asiduidad, sin que su recurrencia le quite veracidad. En esa línea se manifestó recientemente Salim Ismail, directivo, business angel y reconocido divulgador desde que cofundara la Singularity University y publicase Organizaciones Exponenciales (Bubok Publishing, 2014).

Entrevistado por Jonathan Low para startups.com hace unos meses, Ismail mencionaba la dificultad que supone para el ser humano concebir crecimientos exponenciales, tan acostumbrado como está a razonamientos lineales. Como "animales con herramientas" que somos, hemos transcrito las leyes universales mediante funciones lineales, por ser las que mejor se adaptan a nuestra limitada capacidad de comprensión. Estas, si bien nos han permitido evolucionar desde hace, al menos, 65 millones de años, se han demostrado erróneas para explicar el crecimiento tecnológico desde la segunda guerra mundial. Como en la leyenda del ajedrez y los granos de trigo, al regirnos por parámetros exponenciales no sólo hemos perdido la perspectiva a medio plazo, sino que se ha generalizado una crisis cognitiva de interpretación y comprensión a la que sólo algunos privilegiados logran escapar.

En el contexto evolutivo somos simples peones, y un peón sólo entenderá sus movimientos si logra apropiarse de la visión holística del jugador que lo maneja, sirviendo este símil a modo de leikmotiv interpretativo del artículo. Ecosistemas concretos como la neurociencia, el blockchain, la impresión 3D o la biotecnología se desarrollan a un ritmo vertiginoso, con patrones de desarrollo que se duplican cada año, sumiendo en la confusión a la sociedad. Leyendo a Ismail, no deja de ser curioso que sus palabras sorprendan porque, en realidad, no dice nada empíricamente nuevo. No es, en el fondo, sino un simple corolario a las reflexiones de Gordon Moore en 1965… Mientras que la ley del cofundador de Intel se ceñía al desarrollo tecnológico, el pensador canadiense vislumbra su primera derivada, las consecuencias empresariales y sociales que tendrá la exponencialidad en el siglo XXI, es decir, su aplicación práctica.

En el eje de la transformación, se sitúa la información, combustible invisible de esta revolución a la que nada es ajeno. No en vano, las grandes empresas tecnológicas que han alcanzado el top20 en las últimas décadas abordan la gestión de la información desde alguno de sus múltiples prismas. A este respecto, Ismail usa un ejemplo tan sencillo como didáctico, una prognosis de la metamorfosis que va a experimentar la movilidad en Manhattan. Hoy en día, los desplazamientos individuales (que no unipersonales), entendiendo como tal los realizados en vehículo propio o taxi, es decir, todos aquellos que no se realizan en transporte colectivo, sea público o privado, requieren de 133.000 vehículos (de los cuales 13.000 son taxis). Según sus cálculos, esa movilidad podría ser atendida con un parque móvil de tan sólo 9.000 coches autónomos conectados mediante IoT, ganando además eficiencia al reducir la espera previa media de 10 a menos de 1 minuto.

Sin entrar a valorar las cifras exactas de los cálculos efectuados, pues dependen de la estimación del número de desplazamientos simultáneos en hora punta para que no haya desabastecimiento, hay dos conclusiones evidentes. La primera es que el parque móvil necesario se verá reducido en un amplio porcentaje, y que el vehículo como concepto está al inicio de una profunda transición de producto a servicio, con todos los cambios que acarrea y que trascienden, con creces, la propia movilidad. Basta un simple razonamiento para ver un primer impacto directo. En España había en 2021, redondeando, 20 millones de empleados de los cuales 800.000 pertenecían a la industria del transporte y almacenamiento, lo que supone un 4% del empleo activo. Estimando un escenario conservador donde el 50% de esos empleos dejen de ser necesarios, el incremento del paro sería -sólo considerando este sector- del 2%. Da que pensar.

Siendo cierto que Manhattan es un caso muy particular (él cifra en 10-15% -y no en 7%- la necesidad residual de vehículos a futuro en EEUU), y más allá de porcentajes debatibles, el reajuste va a ser tan enorme que más que impacto debemos hablar de terremoto en el sector automovilístico. Esta situación es la que Salim Ismail califica como la transición de un escenario de escasez a uno de abundancia, en clara sinergia con los postulados de Chris Anderson (La economía Long Tail, 2006). Una evolución que será capitaneada por empresas que se desenvuelvan como organizaciones exponenciales, condicionando al resto que deberán asumir que, ante una reducción drástica de la demanda y la aparición de nuevos actores con modelos de negocio disruptivos, o se transforman o difícilmente podrán competir en un escenario globalizado donde, además, los gigantes tecnológicos como Apple, Microsoft o Alphabet hacen apuestas múltiples para pescar en río revuelto.

Reflexionaba Manuel G. Pascual en El País (agosto 2022) sobre la inminente incursión de la marca más valiosa del mundo en la movilidad, donde "pasaremos de llevar productos Apple a que éstos nos lleven a nosotros". En efecto, la empresa fundada por Steve Jobs lleva años incorporando ingenieros y directivos de BMW, Ford, Mercedes, Volvo, Aston Martin, McLaren, Porsche o Waymo aunque sigue sin dar oficialmente validez a los rumores de un futuro Apple Car. Sin embargo, es evidente… El coche es el último entorno que queda por digitalizar y Apple, como empresa global de gestión de comunicación, información e interacción humana, no puede ceder todo ese terreno a competidores como Waymo (Google), Oppo o Xiami. La batalla está servida, no darla no es una opción. Y su estrategia pasa por estudiarlo a fondo antes de hacerlo público o, incluso, desecharlo si procede, aunque yo apostaría a que llegarán hasta el final.

El futuro de la movilidad pasa más por ser un ordenador que te transporta que por un vehículo que te informa. Lo sabe Apple, y lo sabemos quienes trabajamos en este sector. Una muestra en clave nacional es el compromiso que mantiene el Grupo Castrosua por digitalizar parte de la cadena de valor del transporte colectivo de pasajeros, estableciendo puentes que unen la industria carrocera con empresas tecnólogas, startups y agentes del sector para, desde la innovación, atender las necesidades de un mercado cada vez más exigente. Porque, aunque haya quien diseña el transporte en el metaverso, antes asistiremos a su revolución en el mundo real, y es el momento de posicionarse.

www.carlosgustavogarcia.com/blog/

QOSHE - Transitando hacia la nueva movilidad - Carlos Gustavo García Jarabo
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Transitando hacia la nueva movilidad

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07.12.2023

The world has changed. I see it in the water. I feel it in the Earth. I smell it in the air (J.R.R. Tolkien).

‎"No es una era de cambio, es un cambio de era". Quien acuda a eventos de emprendimiento habrá oído esta afirmación con asiduidad, sin que su recurrencia le quite veracidad. En esa línea se manifestó recientemente Salim Ismail, directivo, business angel y reconocido divulgador desde que cofundara la Singularity University y publicase Organizaciones Exponenciales (Bubok Publishing, 2014).

Entrevistado por Jonathan Low para startups.com hace unos meses, Ismail mencionaba la dificultad que supone para el ser humano concebir crecimientos exponenciales, tan acostumbrado como está a razonamientos lineales. Como "animales con herramientas" que somos, hemos transcrito las leyes universales mediante funciones lineales, por ser las que mejor se adaptan a nuestra limitada capacidad de comprensión. Estas, si bien nos han permitido evolucionar desde hace, al menos, 65 millones de años, se han demostrado erróneas para explicar el crecimiento tecnológico desde la segunda guerra mundial. Como en la leyenda del ajedrez y los granos de trigo, al regirnos por parámetros exponenciales no sólo hemos perdido la perspectiva a medio plazo, sino que se ha generalizado una crisis cognitiva de interpretación y comprensión a la que sólo algunos privilegiados logran escapar.

En el contexto evolutivo somos simples peones, y un peón sólo entenderá sus movimientos si logra apropiarse de la visión holística del jugador que lo maneja, sirviendo este símil a modo de leikmotiv interpretativo del artículo. Ecosistemas concretos como la neurociencia, el blockchain, la impresión 3D o la........

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